12 y 47. Hace un año exactamente fue el viernes 19 de febrero de 2020 se celebró un partido de Liga de Campeones muy esperado en Valencia. Entre el Atalanta y el Valencia no se disputó en Bérgamo, sino que fue en San Siro, pais de Bérgamo, que está a 60 kilómetros de Milán. Llegaron 40 mil hinchas del Atalanta. Bérgamo era el epicentro de la COBIT en Europa y €2500 valencianistas viajaron desde España. Entre ellos también había periodistas, como por ejemplo Quique Mateu, que ahora está en la Cadena Ser.

Hola Quique. Cómo estás? Buenas noches. Hola. Qué tal, Álvaro? Buenas noches, Albert. Estaba yo escuchándote hablar de fiestas para fiestas, aquella mía aquella noche.

Quique Mateo escribió después un libro que fue paciente cero. Por cierto, si queréis nos podéis ver aquí, que es bastante más guapo que yo. Y a mí también en Twitter de El Larguero, por si nos quiere seguir en esta charla, que tiene que ver con algo que pasó hace un año, porque cada vez vamos a ir llegando cada vez más aniversario. Hace un año que hace un año del primer caso, hace unos cuantos días del primer caso diagnosticado en España de COBIT, que fue en San Sebastián de La Gomera, en la Isla de La Gomera, en Canarias.

A continuación, los primeros casos de la península de los primeros fueron de hecho en la Comunidad Valenciana. En marzo, el aniversario del estado de alarma y por desgracia, cuando estamos a finales de marzo, aquellos días que eran una locura y donde fallecían cada día 700, 800, 900 personas, casi 1000 personas. Recuerdo un día de finales de marzo y el caso es que parece que estamos cerrados porque ahora mismo también sigue muriendo mucha gente. 300, 400, 500 personas, 200 personas.

Y no es que no nos importe, pero es que estamos ya tan acostumbrados a las a las muertes, a los fallecimientos, especialmente en residencias y estamos casi como segados. Y qué Matei ahora en la Cadena Ser viajó a aquel partido y fue el de lo que conocemos, el primer periodista español contagiado y seguramente tú te contagia hasta allí. Y después pasaste 25 días en el hospital y después escribiste un libro que fue que fue paciente cero en su cuenta.

Cuéntanos cómo fue aquel viaje desde que saliste de Valencia hasta que volviste. Cuéntanos cómo fue ese viaje.

Mira, estaba sentado escuchando y esperando a entrar en el Larguero y me estaba acordando qué estaba haciendo exactamente hace 365 días a esta misma hora. Yo a esta misma hora estaba conduciendo entre Milán y Pisa. Yo regresaba el jueves por la mañana después del partido de Champions y paré a poner gasolina en una autovía que estaba a ocho kilómetros de coño, coño. Todo el mundo lo recordará porque es el lugar en el que al día siguiente, una vez habíamos regresado todos a España, empezamos a ver en los telediarios, en los informativos, en la televisión, como los carabinieri italianos rodeaban ese pueblo y lo cerraban, porque fue ahí donde apareció el primer gran foco de la pandemia.

Yo pasé a ocho kilómetros de aquel lugar, más o menos hasta ahora de aquel día. Aquel viaje fue muy extraño porque oficialmente los datos de Corona Virus en Italia era que había dos casos y los tres de los que estábamos hablando de La Gomera en España, es decir, en un países de más de 50 millones de habitantes. Eso es como decir nada. Todos viajamos con absoluta normalidad la expedición de periodistas por un lado, el equipo, el Valencia por el otro.

Y por supuesto, no había ningún miedo, ningún temor y ningún riesgo. Pero en cambio, la vida. Una cosa es la vida oficial y otra cosa luego es la realidad. Cuando aterrizamos en el aeropuerto, todos los aeropuertos italianos tenían ya empleados con epis, con gafas, con termómetros, obligando a todos los pasajeros que veníamos de fuera de Italia. Se asustó eso?

La temperatura te asustó y no me extrañó, porque si había dos casos de corona virus en Italia, a qué santo estaba toda esa parafernalia preparada? Claro. Luego, con la perspectiva del tiempo, Alvaro, te das cuenta de que aquello no era gratis. Realmente habría dos casos oficiales, pero los italianos sabían perfectamente que el virus ya circulaba en su país, sólo que vaya a saber por qué decidieron taparlo. Luego ya les explotó seis días después y ya no pudieron tapar nada.

Pero en aquel momento ya sabían muchas más cosas que nosotros, que salimos de España sin ningún tipo de preocupación ni medida de seguridad, y nos encontramos ya con ese detalle que nos llamó la atención.

Tú tomas algún tipo de precaución o no lo viste necesario?

No, pero no lo tomé yo ni lo tomó nadie. Luego he hablado mucho con los compañeros de la prensa. Sí. Si a alguno le pasó por la cabeza el asunto del coronà Virus, pero es que yo compré la prensa italiana, por ejemplo, aquella mañana al coger el avión para saber si me gusta siempre comprar la prensa del lugar, siempre que pueda traducirla. A dónde voy? El coronà Virus será un tema absolutamente residual del que se hablaba única y exclusivamente en China, Japón, en esa parte de nuestro mundo, nunca en el nuestro.

Y por eso fuimos tranquilos. Nadie se preocupaba ni pensaba que este virus nos pueda afectar. Era una cosa muy lejana, como se dice, nunca mejor dicho. Estaba en el Lejano Oriente, muy Lejano Oriente y nosotros íbamos con la única preocupación de que había un partido de Liga de Campeones en el que trabajar al día siguiente.

Fue el 19 de febrero de 2020, hace justo un año. Tú volviste, no sé si volviste esa misma noche unirse al día, sino al día siguiente, al día siguiente.

Y cuando notaste los primeros síntomas?

Pues yo volví jueves por la mañana a España. Y es curioso, los primeros síntomas los noté narrando. El sábado siguiente, sábado por la tarde, el Real Sociedad Valencia volvía a la Liga en Anoeta y lo noté.

En el libro se explica muy bien cómo hay un momento en el que se me estrangula la garganta y yo dejo de poder respirar con la plenitud con la que los que trabajamos en radio narramos. Nos entenderemos todo lo que intento decir. Esa respiración rápida que nos obliga el cuerpo para poder narrar como corresponde. Y de pronto a mí se me cerraron los pulmones y ya no pude respirar correctamente. Sólo fue un momento. No le di mucha importancia. Cuando vas narrando la velocidad del juego te obliga a no pensar mucho más allá.

Pero ese fue el primer síntoma.

De ahí la cosa fue in crescendo entre el sábado, domingo, lunes, martes y ya cuando apareció la acabaste de narrar ese partido, ese Valencia raro que te sucede en la primera parte de la segunda, cuando en la primera a la primera yo lo noté en la primera me pareció raro.

Pero bueno, piensas me habré resfriado? No pasa nada si no le das mucha importancia, sobre todo porque en ese momento tampoco tienes tiempo de pararte a pensar mucho más allá. La cosa fue a peor a medida que fueron pasando los días.

Claro, cuando ingresas. Pues el miércoles mi mujer me dice el domingo por la mañana, el domingo por la mañana ya había explotado en Italia todo lo que se estaba empezando a ocurrir. Cierran la Piazza Duomo, donde yo había estado trabajando con los 2500 valencianistas que se habían juntado allí el día del partido. Y de pronto esa piazza queda vacía. Se cierra la catedral y estábamos comiendo domingo por la mañana, después del partido del día anterior en San Sebastián, y mi mujer mira la televisión.

Yo ya estaba con algunos síntomas y me dice Tú lo que vas a tener es coronà Virus. Mi mujer es más pesimista que yo. Yo me enfadé, me enfadé con ella y le dije Pero qué dices? Siempre igual, siempre pensando mal, siempre pensando lo peor.

Yo me enfadé realmente porque voy a tener yo el coronà Virus. Y cuando pasaron los días y la cosa fue peor, acabé yendo al hospital. Qué es lo que decía? El protocolo que tenía que hacer si la cosa empeoraba. Pero yo no fui al hospital para que me dijeran que tenía coronà virus, sino para lo contrario, para que me dijeran oye, no tenías nada, ni neumónica neumonía, tómate esto y vete a tu casa. Y a las cuatro y media de la mañana.

No lo olvidaré nunca.

Después de que está aislado, como si tuviera el ébola, entró una enfermera para comunicarme que era el primer caso oficial en en Valencia y que mandaban la prueba Majadahonda para para un segundo positivo para confirmarlo por segunda vez. Y así se confirmó y 25 días después volvió a casa. Claro, iba a cerrar en casa y le dije a mi mujer Cuando me fui se vio esta noche para cenar.

Nunca volví. Bueno, si volviste 25 días es 25 días después, a esa cena nunca volví. Se quedó fría y fuiste el primer caso a la comunidad aleaciÃn, el primer caso de un periodista. Después escribiste ese libro Paciente Cero que enseguida te preguntó por ello. Pero y pasaste miedo en el hospital? Además, teniendo en cuenta que era algo que no y sigue sin tener, bueno, gracias a la vacuna descubierto y que ya se inocula en España y otros países de Europa y del mundo desde hace un par de meses.

Por suerte y gracias a los científicos y a la gente que ha decidido dedicarse a ello, incluso a veces por muy poco dinero. Y hay que estar eternamente agradecidos porque en un tiempo récord y menos de un año han conseguido esa vacuna y además varias hasta el momento. Pero claro, tú fuiste uno de los primeros casos, incluso en España, el primero, la comunidad, le decían el primero de un chiste español que no sentiste miedo de decir quizás lo más llamativo es que fui el primer testimonio público de un enfermo en España.

Con Cyrus Cirus hablaba todo el mundo de las televisiones, los debates de lo que estaba pasando en China, lo que dejaba de pasar, pero nadie había explicado Oye, y si estás con coronarios, qué pasa? Eso fue lo que probablemente cambió todo mediáticamente para mí. Pero es verdad que al final, con el paso del tiempo, la perspectiva de ver las cosas de una forma diferente. Yo miedo a morir no tuve nunca, pero yo tuve una enfermedad.

Yo cogí una neumonía bacteriana en el hospital que me colocó con 40 de fiebre, temblando sin poder parar y y ahí empecé a tener un poco de miedo, no a morir, sino algo está pasando que esto no funciona como debería. Pero yo en cambio, veía a mi alrededor en aquella planta de neumología en la que estuve tantas semanas. Yo vi gente morir, yo vi gente que pasaba de la planta a la UCI y de la UCI y no volvía nunca.

Probablemente ahí me fui muy consciente de quizás yo iba a sobrevivir, pero realmente la pandemia estaba empezando a matar gente. Ya no hablemos de lo que pasó después, cuando eran cientos y cientos cada día.

Cuando decides escribir el libro, el paciente cero, pues a ver, es que yo es difícil de explicar.

Cuando alguien lo encierran 25 días en un hospital no le permiten acercarse ni al pomo de la puerta, porque claro, ese pomo de la puerta era el que tocaban las personas que una vez al día entraban pertrechados como astronautas, averme, médicos, enfermeras y demás. Cuando pasas tantas horas, tantos días encerrado, primero hay una presión psicológica muy grande. Después hay un sentimiento de culpa que es atroz, que es lo que peor. Yo viví el hecho de estar encerrado y ver cómo se contagiaban a mi alrededor personas a las que yo había contagiado, personas a las que a mí me pasaba por la cabeza que podrían morir porque yo les había contagiado.

Eso fue así. Es más, en algunos de los casos estuvo a punto de ocurrir. Claro, esa situación es muy difícil.

Y cuando yo volví a casa, que tenía también que estar aislado y estábamos en estado de alarma global, yo pasé de estar en estado de alarma en un hospital a estar en el estado de alarma en mi casa. Tampoco podía moverme de allí. No me fluían tantas ideas en la cabeza. Ni un compañero de profesión me dijo Deberías escribir un libro, porque el hecho de ser periodista te da la capacidad para contar cosas. Y probablemente tienes una historia que contar a la gente que ahora está empezando a tener el virus.

Y como tenía tanto tiempo libre Álvaro, pues dije tiempo libre, ideas en la cabeza que fluyen. Me senté delante del ordenador a empezar un día pensando que sería incapaz y de ocho en ocho horas, de diez en diez horas, todos los días, pues en tres meses acabé terminando un libro de 367 páginas. Esa es la verdad.

Te ha dejado alguna secuela física y emocional? Va a ser algo.

Renovaremos emocionalmente? Sí, porque es física. Afortunadamente no hay muchos casos con secuelas y en algunos casos secuelas severas. Pero yo tengo que decir que pese a que la carga viral con la que yo regresé de Italia fue tremebunda, probablemente algún verga más comera, se cruzó en mi camino, que también llevaría el virus en el cuerpo bien inoculado. Pero la verdad es que yo secuelas físicas afortunadamente no tuve, pero psicológicamente sí que te queda algo. Te quedan muchas cosas porque al final todos sentimos que somos fuertes hasta que nos golpea la vida.

Cuando te golpea la vida es cuando te das cuenta de esa debilidad. Y yo me fui dando cuenta a medida que pasaban las fechas en el hospital, que a mí me iba destruyendo psicológicamente el aislamiento. Un día, otro día, otro día. No puedes salir, no puedes salir, quieres irte a casa, no te dejan, no te puedes mover. Y eso me hizo realmente lloré cada vez que los recuerdos, como no voy a decir que me vengo abajo, no, pero sí me recuerdan lo débiles que somos en realidad, por mucho que parecemos lo contrario.

No sé que me ha dejado, no digo tocado, pero me hace reflexionar sobre que realmente somos mucho más débiles de lo que creemos.

En realidad no somos indestructibles.

No, no, no, no, al revés, somos muy destructible y a esta hora quizás y no escuchando la radio, pero allá no sé si decenas o cientos de fiestas que por desgracia se celebran en España fin de semana tras fin de semana. No sé si ya me vas a enfadar, no sé si por el hecho. Mira, hace unos días aquí en El Larguero comono Carreño lo vamos con Joaquín Maroto, compañero del diario AS, que también lo ha pasado muy mal.

Y su testimonio la verdad es que nos. Nos llamó mucho la. Ción y también le preguntábamos por ello, porque yo no sé si por el hecho de que han pasado ya tantos, tantos meses y además ahora, ahora con la llegada de la vacuna y seguramente los casos van a ir bajando y ya están bajando, parece que la tercera ola ya se está aplanando. Quién sabe si va a haber una cuarta antes de que ya haga efecto la la vacuna.

Pero se celebran fiestas ilegales que se cuentan por decenas, centenas. Y yo veo un caso como el tuyo, un testimonio como el tuyo, como el de Maroto el otro día aquí en El Larguero con Manu.

Y digo que le dirías a esa gente, porque yo supongo que Maroto internamente cada vez que pone la tele y ve las irresponsabilidades de mucha gente, no se indignaría igual que yo. Porque al final, cuando tú vives esta situación porque el virus mata gente, conviene recordarlo de vez en cuando, porque últimamente miramos los números diarios de muertos como si fuera una cifra que ya no iba con nosotros. Nos hemos acostumbrado a la muerte de una forma terrible, como como sociedad, y eso no debería pasar jamás.

Ahora se estrellan cuatro aviones todos los días en este país y no pasa nada, no? Y yo cada vez que veo la televisión y bueno, ya no te estoy hablando de ahora. En verano, las fiestas nocturnas, la gente saliendo a buscar la nieve cuando nevó. Las fiestas navideñas y todo el mundo a salir de compras. Bueno, no es que estos todos los fines de semana igual. A mi me entristece mucho porque han pasado exactamente 365 días desde que yo me contagié.

Para mí fue como si fuera ayer que yo lo tengo todo tremendamente fresco en la memoria. Pero yo sí que creía, con el paso del tiempo, que todo era un estado de alarma. Empieza a morirse la gente ataúdes en el palacio de hielo que estas cosas nos harían cambiar, nos harían reflexionar y decir. Esto es muy peligroso. Tenemos que actuar en consecuencia y no pasa. Yo no voy a decir. Siempre se dice no es una minoría.

Pero cuánta gente es esa minoría? Cuántos cientos de miles son esa minoría que no es tan minoritaria? Y a mí me indigna profundamente ver cómo gente le importa un rábano contagiarse o contagiar al de al lado y ese de al lado. Hay una posibilidad real que se muera y parece que nos da igual, no? Y es realmente triste. Yo creo que como sociedad yo pensaba que nos haría, no que nos llevaría mejores, pero nos haría más reflexivos, incluso más inteligentes.

Pensar de forma egoísta en nuestra propia salud. Y no ocurre, nos da igual. Yo no lo entiendo y supongo que a Maroto le pasa lo mismo.

Es que Matei ahora en Lasser y bien que lo agradecemos, especialmente los oyentes del Carrusel Valenciano, contando que ella lo ha contado varias veces. Yo no sé si aquí en El Larguero alguna vez de una manera tan tranquila y convivio, insisto. Pues mira que bien.

Y es maravilloso, porque además no debemos olvidar que estos mensajes hay que seguir enviando a los agentes.

No, ni por qué muere gente? Porque muere gente todos los días. Efectivamente, se contagia gente todos los días.

Gracias por haberlo explicado. Y si alguien quiere el libro Paciente Cero, de qué editorial y dónde lo pueden encontrar?

Alientas es una de las autoridades del grupo Planeta y espero que pronto me escribas un WhatsApp y me digas que te ha parecido. Después de leerlo, estoy seguro de que te gustará.

Un abrazo, Quique. Gracias. Bueno, lo dejamos para otro día. Hablar de mérito en Peter Lim y en el Morphy. No, no, no, no, no, no, no. Hoy no toca. Adiós. Tatá.

El Larguero con Álvaro Benito y.