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Tenía yo muchas ganas de hablar con Javier Moro, escritor que siempre ha apostado por la novela para contar una historia. Porque aseguro que es más probable conseguir una emoción. Un contacto más profundo con los personajes y con el pasado. Digamos que él cuenta desde dentro lo que los historiadores cuentan desde fuera. Y eso lo cumple a rajatabla en su última novela. Prueba a prueba de fuego, que es la vida novelada de Rafael Guastavino. Una. Una vida apasionante.

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Conocido como el arquitecto de Nueva York. Como siempre en CoPPe, Finestra está. Qué tal Javier Moro? Buenos días.

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Buenos días, Carlos. Buenos días. Sigue por Finestra o ya cambió? No, ya cambié. Ya cambié. De hecho, ahora estoy en Madrid. Confinamiento obligado.

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Bueno, una historia puede venir de cualquier parte. De donde vino la historia de este arquitecto. De Nueva York, de Nueva York, de mi afición a las ostras, a comer ostras en un bar que se llamaba El Oyster Bar, en la estación Grand Central de Nueva York, es un restaurante muy popular de Nueva York y yo no sabía en todos los años en que yo pasaba por allí. Cada vez que viajaba a la ciudad, a la Gran Manzana, no sabía que algún día escribiría la historia de los que construyeron aquel restaurante que conozco.

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Construyeron parte de la gran Central Station. Eso es lo que construyeron la antigua Pennsylvania Station de Nueva York, que era una auténtica maravilla. Una especie de pie de catedral del transporte hecha de hierro forjado y de cristal. Los que construyeron el puente de Kings Voro, ese puente que sale en la película Manhattan. En fin, un español. Dos, porque eran Rafael Guastavino, padre e hijo. Se llamaban igual que cambiaron el paisaje urbanístico de que modelaron el paisaje urbanístico de la costa este de Estados Unidos, dejando un legado de más de mil obras que hoy en día se revalorizan y que hoy en día se vuelven a descubrir.

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Digamos que la presentación de los Guastavino fue enorme. Rafael Guastavino emigró tarde a un hombre que se fue al final del XIX. Bueno, en el 81. En el 81 sí tenía. Yo no había cumplido 40 años y llega momento de su historia, colega, que se arruinó y se fue. Su historia era que su mujer le le quitó todo el dinero que tenía. Se fue con sus tres hijos y le dejó tirado en Barcelona. En Barcelona él ya era un arquitecto de éxito que él había construido con 24 años.

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La fábrica batió que era se convirtió en una en un ejemplo de arquitectura fabril que se imitó luego en el resto de Europa. Era el día, había sido muy genial y ya lo había demostrado en Barcelona. Pero el problema es y es la razón por la cual me esta historia a mí me atrajo mucho. Es que hay una una dicotomía absoluta entre el genio de su vida profesional y el desastre absoluto de su vida personal.

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Y cuando el Barça de Nueva York, que no sabía inglés, era no sabía inglés.

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De hecho, nunca lo supo. Viene el que el que le lleva, el que es su voz, es su hijo, que tiene 9 años cuando desembarca en Nueva York, en Rafaelito, que es el hijo que él tuvo con la criada. Por eso la mujer le mandó una patada y lo abandonó y le quitó todo el dinero, se lo quitó todo. Entonces él se encuentra que en vez de ir como hacían los otros emigrantes, irse a países de habla hispana que quería Nueva York, porque él sabe que allí se está cogiendo el futuro y donde puede tener quizá una oportunidad de demostrar sus patentes y de hacerlas valer.

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Entonces llega con su hijo y con su mujer, que es mujer, le vuelve a abandonarla. La criada le abandona, le deja ahí solo con el niño. Y el niño es el que aprende inglés. No, no. Y él va con el niño a todas las reuniones de urbanistas de Nueva York, del Departamento de Urbanismo, del Ayuntamiento, a la reunión con los grandes arquitectos, a intentar demostrar la valía de sus patentes y que es su voz.

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Es su hijo que se dijo acabar terminándose en un arquitecto todavía más genial que él, claro.

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Tú escribes desde la voz del hijo. Estaban muy unidos, como vemos, pero también eran rivales. Acabaron siendo rivales.

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Bueno, es que el él crea su hijo a su imagen y semejanza, como los no, como los de la Edad Media. Él hace de su hijo un aprendiz, pero el hijo se hace tan bueno y luego el hijo incorpora unas técnicas que el padre ya no las incorpora que que le llaman al hijo y crea unos celos profesionales en el padre, que ve que su hijo de repente vuela solo y hace su hijo unas cosas únicas, que el padre a lo mejor no se atrevería hacer.

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Como por ejemplo la cúpula de la iglesia de Lowell, Massachusetts, que tiene un índice de espesor de 1 a 200. Imagínate que es eso cuatro veces más fino que la cáscara de un huevo a su escala, se entiende, no hace una cúpula de 26 metros de diámetro que mide cinco centímetros de ancho y que se sostiene maravillosamente bien. Bueno, que ahí sigue. Ahí sí que se pueden visitar todos los monumentos y los Guastavino. No todos ellos son.

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Son. Son muy geniales, teniendo una vida personal muy desastrosa.

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Tú siempre te documentas mucho para escribir, pero creo que han sido unas cartas cruciales para para describir esta historia.

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Sí, yo estuve en Estados Unidos haciendo la investigación en el 2016. Fui a los sitios donde habían vivido y a visitar todo lo que habían construido y de repente, entrevistando a uno, a uno de los herederos de la familia, me saca un sobre enorme con cien cartas, unas ciento y pico cartas, que son las cartas de la familia de unos a otros. Y claro, cuando yo me meto allí, me zambullo ahí, veo que ahí está el libro, porque ahí está la historia humana, las relaciones humanas de esta familia.

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Cómo vivieron desgarrados entre dos continentes? Cómo era la relación de él con su mujer, con los hijos que se fueron a Argentina? Luego cómo era la relación con su amante? En fin, ahí se descubre todo y ahí es la base del libro en la cual inventó lo mínimo posible, porque a mí no me gusta mucho fabular, sobre todo cuando hay unas, unos acontecimientos y unos personajes, que es que si te los inventas no te los crees.

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No, no, no hay quien se lo crea, porque la vida es más fuerte que cualquier ficción. Y esto es otra vez la demostración de este viejo tópico. Él básicamente, si hubiera que señalar tres ciudades donde dejó su impronta son Barcelona, Boston y Nueva York.

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Sí, por supuesto. Barcelona, Boston y Nueva York. Y la ciudad que le inspira en la ciudad de donde saca toda su inspiración es la ciudad donde nací y donde donde viví hasta los 16 años, que es Valencia. El vive el frente de la Catedral de Valencia. En esa parte de la Valencia, desde el casco viejo de Valencia, que es una auténtica maravilla de ciudad. Muchas veces no reconocida como al nivel de otras ciudades españolas. Pero.

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Pero él. Él. El fin vive de todo ese arte y es hijo de un ebanista que era en la época un gremio que estaba muy próximo al gremio de los constructores, porque todas las estructuras hacían de madera. Entonces él ve cómo se construye, cómo se destroza la Valencia antigua para dar paso a una Valencia industrializada. Y él, pues, es hijo de ese hecho. Quería ser músico. Es la música y el fuego el hacer edificios a prueba de fuego, que luego en el mundo entero, siendo un fallero.

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Pero vamos de primer orden, no es la la obra más importante de Nueva York de Guastavino, padre e hijo. Cuáles? Pues es que hay muchas, hay desde la más importante, la que más te pongas, pues todos los bajos del puente de Kuiz Voro son de ellos. Yo creo que la más bonita, la más espectacular y la más original es la estación de metro de City Hall, que ahora se puede visitar en ciertas horas está cerrada al tráfico y se puede visitar accediendo por gran central.

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Esto es una de las primeras estaciones de metro que se hicieron en Nueva York y les pidieron a los Guastavino que hicieran una estación que fuese agradable al usuario, que no estaba acostumbrado a este medio de transporte bajo tierra y tal, y era que era un muy novedoso. Entonces sí que era una auténtica joya. Y es una joya integrada. Es una joya centelleante. Enterraba en la ciudad con enormes cristaleras con. con. Con azulejos de varios colores. Porque ellos también fabricaban azulejos y los ponían ellos llevarnos a técnica a Estados Unidos.

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Y eso es algo que yo recomiendo a todo el que al que quiera ver. Lo mejor de Guastavino es la estación del City Hall de Nueva York. Trae muchas más cosas. Hasta la cúpula del Museo de Ciencias Naturales de Washington. Está la caja del elefante en el foro del Bronx, que es robotica, maravilla, ganas los elefantes para vivir allí. En fin, hay ahí hay mucha. Hay más de mil. Han dejado más de mil obras en la costa este de Estados Unidos y digamos que él muere relativamente pronto.

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Una vez ha estado en Nueva York. No llega Nueva York en el 80 y el muere a principios del siglo. Si no muere en 1908, el muere. Soy Salto y su hijo sigue claro.

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Y el que hace más carrera de ser hijo.

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Los dos hacen una carrera excepcional. El padre abre camino con el hijo y acaba siendo muy reconocido. Ten en cuenta que Nueva York, en aquel entonces la inmigración española no era una emigración pobre, había. Los inmigrantes pobres españoles se sobrarían, se solían ir a la América española, había Nueva York. Bueno, el el mayor hombre de negocios de Nueva York, que era español, era un vasco, verdad? Juan Francisco ARB, con Francisco Navarro Arzak, que que construyó el metro elevado de la Sexta Avenida y los primeros, los que llamaban Spanish Flat, los primeros bloques llegaban a Central Park, que incorporaban todo lo que conocemos ahora como comodidades modernas la luz eléctrica, el intercom, la calefacción central.

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Y claro, Navarro es el que ayuda a Guastavino en ese mundo de los grandes inventores y hombres de negocio de la época, porque además era era socio de Edison y Edison. Le encarga Guastavino una estación eléctrica. De hecho, es uno de los encargos. Cristo, uno de los miles de encargos que hizo, o sea que se desarrolla. Había una sociedad de Nueva York que era tremendamente pues eso, Concón, con grandes españoles muy desconocidos que hicieron muy novedosas.

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Ya Arzak lleva ba el cemento Portland, Estados Unidos y luego se convierte en el mayor fabricante de cemento del mundo. El mundo y con ellos hacen la primera fábrica de cemento Portland en España, diseñada por Guastavino en Cataluña.

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Ya dijo el hijo sigue. Se quedan los Estados Unidos y ya a partir de ahí los Guastavino son norteamericanos.

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El hijo sigue, pero siempre son muestra cuidado. Son norteamericanos, pero siempre me es el hijo. El hijo siempre volvió toda, toda la el. El drama personal del hijo era encontrar su identidad. Él era el hijo de la criada y quería saber quién era su madre, que había desaparecido de el panorama y todo el libro es un poco ir en busca de su madre a descubrir quién era él realmente y eso le lleva a España y él vuelve siempre hasta que se muera.

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Vuelve a España constantemente desde que jubilas, desde que se jubila hasta que se muere. La añoranza que esta gente sentía por España es algo que no han borrado los decenas y decenas de años viviendo, viviendo en Estados Unidos. Muchas de las grandes cosas que quiero estaban inspiradas en inglesas, españolas, en catedrales españolas, en todo el arte que habían mamado desde la desde la infancia y el hijo, a pesar de haber sido criado en Estados Unidos, el hijo hasta los 12 años vivió en Barcelona y eso no se lo olvidó nunca.

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No preguntas interesantes que tiene Goyo González. Por qué los españoles ilustres en Estados Unidos han sido inmigrantes invisibles para los españoles? Pues no sólo los los inmigrantes, no sólo los españoles ilustres, sino yo creo que los ceros en general tenemos tendencia a olvidar a nuestros héroes, pues porque han ido para allá, se han quedado ahí y han tenido la fama allí. Y aquí, pues algunos han repercutido esa fama, esa fama, pero pocos. Aquí algunos arquitectos catalanes sí que reivindicaron la Guastavino.

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De hecho, no se puede entender a Gaudí si no entendemos a Guastavino, que fue el pre modernismo. Entonces si hubo cierta repercusión, pero pero por supuesto, mucho menos de la que hay en los Estados Unidos. Guastavino en Estados Unidos es estudiado en todas las facultades de arquitectura. En España hay muchos los arquitectos que nunca han oído hablar de Guastavino. Y es una pena. Está ustedes en Central Station? Elija una época, un personaje y un viaje.

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Hombre, pues yo espero entender al Stetson. Por supuesto que el hijo, el día en que el Guastavino padre viene a la inauguración de la estación de City Hall, que es una opción de metro en el complejo de la estación que había diseñado su hijo y se habían peleado por el diseño porque muchas veces no estaban de acuerdo. Y el hijo estaba muerto de miedo a ver qué dice mi padre de esto. Y cuando el padre murió de emoción ante la belleza de esta estación de metro, por fin le dice Eres un valiente.

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El hijo casi se echa a llorar. Y eso es lo que Rafael Guastavino en Central Park, en Nueva York, en 1800 93. Por último, es usted un edificio que le enciende. A él hay una anécdota de Rafael Guastavino. Esto fue una especie de epifanía en la iglesia de San Jaime de Villarreal, en Castellón, una iglesia que había construido un antepasado suyo que era constructor de catedrales porque de casta necesitaba algo de este asunto. Y allí entendió.

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Le dio una emoción muy fuerte, entendiendo que los edificios eran como seres humanos que tenían alma, como los seres humanos y que tenían que tener una función y tenían tener una belleza que les quitara que era podía ser tan sensible como lo era la belleza y la emoción que podían sentir los hombres y las mujeres en. En aquel entonces. Entonces él desde ese momento es cuando hoy ve claramente su vocación. Dice Yo voy a hacer edificios porque es hacer vida.

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Y le va a preguntar porque por su salida de emergencia, cuando aprendes rápido usted por la tangente literaria y él hicieron fortuna.

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Los claro que hicieron fortuna. La Guastavino Company fue una empresa. Tenían más de 300 empleados en su apogeo y vivieses una gran fortuna. Vamos. Tenía el hijo, sobretodo porque disfrutó más. Pero el padre tenía una maravillosa finca que le recordaba al Ampurdán. Por eso se la compró allí, en Carolina del Norte. Si, de los Vanderbilt. Él había construido para los Vanderbilt un palacio enorme que hoy se visita y que es un monumento muy popular en Estados Unidos.

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Y él allí vivió con sus últimos años con su mujer mexicana y Honda. Ya se hizo su propia fábrica de cerámica. No podía parar de trabajar, no podía parar de construir el él. Para él, dejar de construir era como dejar de respirar. Fue un trabajador incansable. Era de esos que se despertaba a las cinco de la mañana, iba con la cuadrilla y él. La felicidad era eso, estar con la cuadrilla trabajando y construyendo, construyendo y consiguiendo cosas cada vez más arriesgadas y cada vez más innovadoras.

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La estación de City Hall la dejan ver, es visitable.

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Si no, si ahora es visitable, es bueno. Ahora, desde hace diez años es visitable. Y de hecho hay un folleto de la Municipalidad de Nueva York que incluye una ruta de Guastavino. Se llama New York Guastavino. Y para ver, pues, pues todo lo que todavía queda en pie, que es mucho desde los Browns, son estos que estas casas adosados de la calle 78, que también eran innovadoras en su época hasta pasando por la Casa del Elefante por por el Zoo de Bronx.

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Por ahora las casas en Central Park, por lo que hizo hasta el City Hall.

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En efecto, recuerden, Javier Moro ha escrito a prueba de fuego la historia novelada de los Guastavino. Esta vez no se compra fin Strat, pero algun dia volveré. Me alegro mucho de saludarte, querido Javier. Un fuerte abrazo, amigo. Un gran abrazo, Carlos.