Editorial: Montoro utilizó la Agencia Tributaria para extorsionar a periodistas - 15/10/20
La Voz de César Vidal- 1,201 views
- 15 Oct 2020
El editorial de César Vidal.
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La voz con César Vidal desde el exilio fue un don nadie es cam. Ándale, está Salomón dijo. Libérense. No veo a mi rey.
Jost No de Sálvame.
Muy buenos días, muy buenas tardes, muy buenas noches y muy bienvenidos a esta nueva singladura de la voz.
Soy Cesar Vidal. Hoy es el jueves 15 de octubre de 2020 y me dirijo a los hispanoparlantes de ambos hemisferios, a los situados a uno y otro lado del Atlántico. Y como siempre lo hago, desde el exilio.
Corría el año 8 después de Cristo, cuando el emperador Octavio Augusto decidió enviar al exilio al poeta Ovidio, el desterrado. Era un personaje extraordinariamente admirado, de un genio literario brillante que podía ir de la ternura más conmovedora al sarcasmo más afilado. Sin embargo, ninguna de sus innegables cualidades artísticas había podido salvarlo de verse arrojado fuera de su tierra natal por la resolución despótica del emperador. De esa manera, Ovidio se vio obligado a abandonar Roma y a fijar su residencia en una población llamada Otomíes, situada en la actual Rumanía.
Se trataba del extremo del imperio, un lugar poblado por gentes bárbaras que nada resultaban amigas de la cultura. De esa manera, el escritor se vio privado de sus bienes, de su entorno, de su familia e incluso de vivir en su patria. La casa de la despótica acción imperial era que Ovidio era conocedor de cuestiones privadas de Octavio Augusto, que quizá podría llegar a revelar aquel exilio. Constituye una prueba terrible para Ovidio, que, sin embargo, continuó escribiendo y llegó a concluir dos colecciones de poemas tituladas Tristes y Cartas desde el Ponto, cuyos meros nombres indican el profundísimo pesar que atenazaba el alma del poeta.
Ovidio jamás pudo regresar a la tierra que tanto amaba y que lo había visto nacer el año diecisiete, después de Cristo, poco antes de que se cumpliera una década. Desde la tiránica acción de Augusto, el genial poeta falleció en el exilio.
En las últimas horas hemos tenido nuevas noticias sobre gravísimos abusos de poder que han tenido como centro la acción del antiguo ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Sin ánimo de ser exhaustivos, los hechos son los siguientes Primero, el periodista español Federico Quevedo acaba de publicar el libro Pablo Casado. La derecha milenial. Segundo, Quevedo sostiene en el libro que Pablo Casado llegó a la presidencia del Partido Popular en los peores momentos para este grupo vapuleado por la corrupción, la crisis económica y la presión de los nacionalistas durante el mandato de Mariano Rajoy.
Tercero, igualmente añade Quevedo que todo ello hasta el punto de que en las elecciones del 28 de abril de 2019 el Partido Popular descendió a los infiernos de los sesenta y seis escaños. El peor resultado que tuvo nunca el principal partido de la oposición. Casado ha tenido que lidiar con un grupo político en descomposición y ha conseguido mantenerlo unido, a pesar de que por sus dos flancos se desangraba a chorros. Cuarto, Quevedo ha señalado igualmente que Rajoy dejó un problema territorial tremendo con Cataluña y un partido hundido por la corrupción que termina por minar la confianza de los ciudadanos con el Partido Popular.
Quinto, Federico Quevedo, en una conversación mantenida sobre su libro en el programa El quilombo de periodista digital que dirige Luis Balcarce, ha realizado una sensacional revelación que implica acusar directamente al anterior ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, de prevaricación continuada para acabar con la libertad de prensa. Sexto. Así, Federico Quevedo ha señalado que Cristóbal Montoro se me acercó en una Copa de Navidad y me dijo que lo mío con la Agencia Tributaria se podía resolver y que ya sabes lo que.
Tienes que hacer séptimo, una afirmación semejante aparece en la página 87 del citado libro, donde se dice textualmente En enero de 2018, en un momento dado del ágape, se acercó a mí el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. La Agencia Tributaria llevaba tiempo haciéndome la vida imposible sin que yo pudiera hacer nada para evitarlo, como le había pasado, por cierto, a otros compañeros periodistas, también críticos con el poder. Octavo, Quevedo sostiene que a continuación Montoro le dijo Lo podemos solucionar, pero ya sabes, a cambio de qué?
Cuando Quevedo preguntó a Montoro solucionar el qué, el ministro le respondió lo tuyo. Noveno, Quevedo añade a continuación lo peor de que el ministro de Hacienda te da a entender que si dejas de criticar al Gobierno, te quita de encima. La Agencia Tributaria es darte cuenta de que sabe que tienes encima a la Agencia Tributaria. Y si eso era conmigo, qué no sería con otros más poderosos que yo? Décimo En la entrevista, Quevedo afirmó rotundamente que Montoro perseguía con inspecciones fiscales a periodistas críticos con el Partido Popular.
Un décimo Quevedo señaló también que la antigua vicepresidenta del Gobierno de Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, y su brazo ejecutor, María Piko, me sometieron a una caza de brujas. Duodécimo. Quevedo igualmente afirmó que el presidente de la cadena COPE Barrio Canal, recibió muchas presiones de Moncloa en 2017 por mis opiniones sobre el tema catalán y al final acabaron echándome de la COPE. Décimo tercero. Ese mismo destino le esperaría aquν a Quevedo, según él, en el 24 horas de Televisión Española y en El Confidencial y décimo cuarto.
Quevedo sostiene que la COPE vive en una contradicción. Por un lado critica al Gobierno, pero depende de la Conferencia Episcopal, donde anidan obispos catalanes y algunos separatistas. La realidad descrita por el periodista español Federico Quevedo en su último libro ha sido durante años un secreto a voces. El ministro Montoro utilizó presuntamente de manera sistemática y continua la Agencia Tributaria como un mecanismo de presión y extorsión contra periodistas, a fin de acabar con la libertad de prensa. Montoro. Según el testimonio de Quevedo, no dudó en decirle que sus problemas con la Agencia Tributaria concluían en el momento en que dejara de ser crítico con el más corrupto Gobierno que presidía Rajoy y del que formaba parte importante y corrupto tísima el propio Montoro.
La gravedad de estos hechos no puede ser en absoluto minusvalorado. No es fácil que en España un periodista sea asesinado, aunque el número de muertes extrañas de personas dedicadas al periodismo no haya sido precisamente reducido. Sin embargo, existen otros medios de extorsión y violencia que permiten liquidar los escasos jirones de libertad de prensa que aún mal sobreviven en esa sufrida nación. En ocasiones son las llamadas oportunas de gente del gobierno. En otros casos, como sucede con la cadena de radio COPE, el hecho de que por encima de cualquier tipo de principio moral se encuentran los intereses no pocas veces siniestros de la Iglesia Católica, intereses que pueden implicar, como en el caso de Cataluña, una conducta que recuerda mucho a la alta traición.
Y finalmente se encuentra la utilización del mismo aparato del Estado supuestamente democrático, para amedrentar y aniquilar la existencia de aquellos que se atreven a decir algo incómodo para los que sujetan las riendas del poder. Dentro de ese tipo de recursos utilizados, bastarda mente está, ni más ni menos que la acción persecutoria de la Agencia Tributaria. Que el propio ministro Montoro se atreviera a decirle al periodista Federico Quevedo que sus problemas con Hacienda podrían solucionarse si simplemente acababa con las críticas contra el Gobierno que presidía.
Rajoy dice muchísimo de cuál es la situación en España desde hace tiempo. Si el periodista es sumiso con el ejercicio despótico del poder, seguramente no tendrá problemas y hasta puede que lo Premiá si es crítico. La Agencia Tributaria, conocida por quebrantar la ley una y otra vez, llamará a su puerta y le arruinará la vida. Resulta difícil pensar en una manera más criminal, más liberticida y más canallesca de acabar con la libertad de prensa y expresión en España.
Por supuesto, existen las presiones sobre los medios. Por supuesto, hay entidades como la Iglesia Católica que colocan sus intereses por delante de la libertad y de cualquier principio moral. Pero es que además, las centinelas del Estado, ese Estado carísimo e ineficiente que pagan los contribuyentes, son utilizadas de manera sistemática para suprimir la crítica y sobretodo, que los ciudadanos conozcan la verdad en cualquier nación civilizada del mundo. Esta revelación estaría ahora mismo provocando reacciones indispensables. Cristóbal Montoro ya habría sido citado por la administración de Justicia para responder de lo que aparenta ser un auténtico rosario de delitos.
Los sicarios de la Agencia Tributaria habrían sido convocados por el juez para dar cuenta de la prevaricación continua al servicio de un ejercicio despótico del poder. Y las inspecciones iniciadas de esta manera se habrían anulado de raíz. Pero eso sería en una nación donde rigiera el Estado de derecho y no el fraude de ley. Y lamentablemente, ése no es el caso de España. España, a fin de cuentas, puede dar sujetos que se comportan mucho más despóticamente que el emperador Augusto, aunque ni de lejos podrían compensar esa maldad con la grandeza de sus logros.
Por el contrario, como resultado de esas acciones quedan la desgracia, el dolor y el sufrimiento ocasionado a millones de conciudadanos. Cristóbal Montoro es un paradigma ejemplar de esa conducta canalla y envilecida, indigna no sólo de una democracia, sino de cualquier sociedad que pueda definirse como mínimamente propia de seres humanos. Mientras tanto, en el tiempo que han necesitado ustedes para escuchar este editorial, la deuda pública española ha aumentado en más de un millón de 5 millones de euros.
Y, por cierto, una parte nada desdeñable de esos 5 millones de euros va a parar a los bonus de los sicarios de la Agencia Tributaria que se dedican, entre otras felonías, amedrentar a periodistas. Muy buenos días. Buenas tardes, muy buenas noches. Les ha hablado César Vidal desde el exilio? Que Dios los bendiga.
Esta sección está patrocinada por crowdfunding con el siguiente mensaje Nuestro Señor Jesucristo, el único Dios verdadero, es misericordioso y nuestro Salvador.