Transcribe your podcast
[00:00:00]

Y en el día 10, cuando nos enteramos de que no nos buscamos más, hubo que tomar decisiones, muchas de ellas muy duras, como fue la decisión de alimentarnos de nuestros compañeros muertos, que en realidad es una decisión que surge naturalmente. Había una lata de marisco que compartimos entre 26, o sea, una cucharadita cada uno, y dos cuadraditos de chocolate. Eso fue lo que comimos en 10 días, y empieza a surgir en todos al mismo tiempo la única idea posible, que es la de alimentarnos de nuestros compañeros muertos. Yo el primer comentario se lo siento a Nando Parrado. Le digo, Nando, no queda nada en la despensa. Y Nando me mira a los ojos y me dice, Carlitos... Yo me como al piloto. La primer cosa que hicimos fue un pacto solemne entre todos nosotros. Y si alguno de nosotros moría quedaba a disposición de los demás. Yo en las últimas 60 o 70 conferencias hago la pregunta al revés. ¿Alguno de ustedes no lo hubiera hecho? Nunca nadie me levantó la mano. Porque, ¿sabés qué pasa? Que te empezás a dar cuenta de que nosotros teníamos el más sagrado de los derechos, que era el derecho a la vida y el derecho a volver a casa.