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Tú estás en esta infraestructura contra terrorismo. ¿Y cómo vas avanzando? ¿Cómo sigues en la policía? ¿Cómo avanzo? Mira, yo... Acabas como...

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Y yo acabo como agente de inteligencia, porque en los últimos años yo me enfrento con el jefe de seguridad del rey.

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Que te preguntaré por el rey, que también hay... No, que quiero decir...

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Hay tela aquí. Y fue muy Yo estaba... La estructura, espero no revelar ningún secreto de estos tontos, de estos que tanto le hay que decir: Dios santo, un secreto, muy secreto. El hecho, evidente, es que cualquier personalidad tiene lo que se llama bucle de seguridad. Es decir, un bucle próximo son los escoltas, los que están muy cerca. Un segundo bucle son los que están controlando los movimientos, porque los sitios, digamos, vulnerables es su casa y el trabajo y el tránsito, el itinerario. Entonces, en ese segundo bucle de seguridad es donde trabajamos nosotros. Yo como experto en terrorismo, pues en tema de ETA...

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Tú no eras escolta, tú estabas en Regalando los...

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Normalmente, ¿qué me encargaba? Pues en el club náutico, en el club de mar, en el club de vela, en fin, los sitios donde solía ir el rey. Y claro, yo estaba solo y trabajaba con cobertura Recuerdo que en el Club Náutico, un club náutico... No tengo club de vela, no recuerdo ahora cuál era los sitios de Palma de Mallorca. Yo estaba solo, llevaba una metrellita, una marieta, una ingran en una bolsita, saliendo dos palas de jugar al ten para que pareciera que jugaba al ten. Y claro, yo me comportaba como un tipo que estaba de vacaciones. Era un abogado, igual, por la mañana me tomaba con mi tumbona y tal. ¿Y qué pasa, que mi trabajo era precisamente eso. Yo a primerísima hora me iba al bar del puerto a hablar con los marineros, a preguntarles si había algún barco nuevo, si eran marineros, tal. Ese es el trabajo. Y una vez que había terminado, pues yo cogía y hacía una vida normal, pendiente de todos y tal. Y un día que estoy, normalmente cuando ya terminaba, un joven me había tirado por la noche de marcha y entonces casi no dormía. Venía a la fiesta.

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Casi no dormía. He tenido cierta cierta vitalidad. Jamás he tomado nada de droga. Me ha parecido siempre una estupidez que te manipule de esa manera. Eso siempre me ha gustado el ron, como buen pirata. He tomado ron, ahora ya no tomo alcohol desde hace muchos años. ¿Y qué ocurre? Yo tomaba mi huevo frito con beicon y tal, ahí desayunando y un día estoy tomando mi huevo frito con beicon, allí, imagínate, digamos, en el Club Náutico. Alto nivel. Y de pronto aparece el el jefe este, el comisario jefe y tal. A ver, policía, ¿dónde está el policía?. Alucinario, sí, con mis huevos fritos, con mis huevos y beicon. Entonces, uno de los que me conocía, que yo estaba todos los días con ellos. No, no, esa qué, la que viene el Tipo. A pesar de tomar el policía, saco mi carnet de identidad. Pero, ¿qué estás haciendo? Me estás mirando a todo el mundo. Normal, cuando venga un policía, ese tenía el carnet. Ahora, tienes que ponerte de pie. Cuando yo, danme la orden. Mire, yo estoy aquí solo. Yo soy eficaz porque nadie me conoce. Si quieren atentar contra el señor, como le llaman todos, contra el señor, pues lo normal es primero se cargar en la policía para que no avise de tal.

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Entonces, de tal, porque tal, porque tal, porque tal,. Y al final, le dije: Perdona, es que se me están enfriando los huevos. Oye, no le gustó aquello al hombre. Entonces, yo estaba hablando de una policía para que no avise de tal. Y al final, le dije: Perdona, es que se me están enfriando los huevos. Oye, no le gustó aquello al hombre. Entonces, yo estaba hablando de una policía, me llamó, llamó a Roberto Conesa, que entonces yo estaba en la brigada central. Pero qué has hecho, tal, nada, jefe, pero qué has hecho, tal. Y a partir de ahí me trasladaron, me degradaron y me fui a una comisaría de barrio como policía judicial. Apasionante. Pero el cambio fue... A lo mejor. Para mí, personalmente, fue a peor, porque claro, yo estaba en una brigada central, la élite de la policía, porque venía de San Sebastián, donde había estos grupos antiterroristas. Entonces, claro, me baja a lo último, que era el policía de barrio. Me encantó. ¿Por qué? Porque yo me daba mis vueltas por mi distrito, hablaba con la gente, me enteraba quién era el hachaolicente, quién era el que estaba robando los radiocaseg, el tal.

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Y además, en aquella época...

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¿dónde estabas? En la Comisión de Retiro. En el Retiro, en Madrid centro.

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El golpe estaba, que luego estuve. El 23F.

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También ¿Quién estuviste ahí, pasabas en todos lados.

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Bueno, porque ocurrió cuando tú estabas ahí. Cuando yo estaba allí. La madre. Estuve dentro. ¿Qué pasó? Claro, fue un cambio totalmente. Pero ese cambio conllevó a que yo tenía mis propias ideas de cómo investigar. Fui de los primeros policías que no decían: Soy policía, sino todo lo contrario, porque me había imbuido en la técnica del norte, que allí no decíamos que era policía. Allí decíamos, yo recuerdo, llevábamos una maletita de telefónica con cables y tal, y decíamos que estábamos instalando el trifásico. Nunca supe que había habido el trifásico, pero cuando alguien te preguntaba: No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, telefónica, trifásico, y tal, tresfásico. Y por eso nunca la gente no sabía. Y entonces, recuerdo que hicimos un par de operaciones muy interesantes que me hice pasar por un perista, un comprador de costas robadas y tal, y cual, no sé qué. Y conocí, además, si miras en internet, pones Banachet y tal. Me pusieron Banachet porque conocía un astri de la época y como consecuencia me sacaron una foto, yo estaba con smoking, no sé qué, total. Me hice pasar por un tipo pudiente, los cazamos a todos.

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Y así varias operaciones más.

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Que eso era raro en esa época, que un policía de calle...

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Claro, era rarísimo. Entonces, me llamó el jefe superior, entonces, menudo gánster, está muerto el hombre. Bueno, es mi opinión, no vaya a ser que luego a la familia: Si se quería la familia, encantado, aportaré las pruebas. Entonces, me llamó y me dijo: Pero qué hace usted saliendo en las revistas y tal, o sea qué. Dije: Perdone, se ha muerto Franco hace nada y todo el mundo dice: La policía torturadora de Franco. Y es la primera vez que dice: Un policía se hace pasar por Le digo: Oiga, estoy intentando de alguna manera que vean que las policías no somos como nos han vendido. Que tuvo una bronca hasta tal extremo de que el tipo me depuró y me mandó a una comisaría, porque él: ¿Dónde vives? En tal sitio. Pues mandó justo a la otra punta de Madrid. La comisaría Carabanchel, que estaba en el quinto pina. Había una cuesta, era tremenda. Y yo enseñaba el protesta, iba en bicicleta todos los días. Todos los días en bicicleta. Imagínate como llegaba sudando. Y además hice yo solo la huelga a la japonesa.

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Trabajando más.

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Bueno, no. Más que trabajando más, dedicando más tiempo. Claro, me pusieron en la oficina de denuncias que se llamaba y yo, normalmente, en la denuncia... En aquella época trataban muy mal a la gente. La gente ¿Pero qué es que te denuncie?

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La policía trataba mal.

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Sí, trataba mal. Y además, cuando fui secretario general del sindicato, me dedicaba a ir por la comisaría a ver cómo tal y largaba a la gente y le metía... O sea, decía: Oye, nosotros estamos al servicio del ciudadano. Y recuerdo que era la comisaría con más denuncias. Podía haber 60, 70 al día, una burrada. Muchos problemas. Pero claro, yo cada denuncia me dedicaba media hora. A ver, se peleaban dos señoras porque había quitado la ropa del tendedero y tal. Vamos a ver fulanita, no te esperes. Y claro, ¿qué pasaba? Que de pronto, cuando había una cola, cuando yo tenía el turno, decía: No, a mí es que me atiende el educado.

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El que escucha.

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Para, dice la comisaría. Entonces, a orden público. Otra vez. Me mandaron a orden público, que era el patrullar todos los días, durísimo aquello. Claro, a partir de ahí empieza mi vindicación como sindicalista y es cuando empiezo a mostrar, digamos, protestas, huelgas y tal para cambiar. Y lo que quería fundamentalmente, que por eso empecé a tener problemas con los militares, que los he tenido siempre mucho respeto y mucho cariño y muchos amigos. Y es porque yo entendía que la policía armada, los grises, estaban mandados por oficiales del ejército. No sé si tú lo sabes. Entonces, claro, yo decía: Oiga, el militar o se va a su casa o se vuelve policía. Pero lo que era absurdo era policía armada, los pobres policías de uniforme los trataban como soldados y los arrestaban como si fueran... Y era un cuerpo civil. A diferencia de la Guardia Civil, que es militar. Se llamaba Guardia Civil y es militar, es muy gracioso.

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El nombre no está muy bien elegido. Es muy divertido, sí.

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Entonces, ¿qué pasa con la policía armada? Mi sindicato era primero: Estos señores tienen que tener también derecho a un sindicato, igual que nosotros. No, no puede, están de uniforme. Pues entonces, militarízanlo ustedes y echar a los militares. Claro, eso era una pelea continua, porque entonces los capitanes mandaban y las La figura del inspector de policía era delegado del Gobierno. Es decir, cuando había una manifestación, estaba un capitán con una compañía para dar palos y tal, y un inspector que era el que decía: Carguen o no carguen, en base a tal.

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Tenía la última palabra.

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Era la última palabra porque en teoría representábamos a la autoridad gubernativa. ¿Qué pasa? Que la mayoría de las veces yo decía que no carguen y claro, tenía todos los problemas del mundo.. En.