Yo no voy a escuchar mujeres con historias, Silvia Casasola nos presenta el caso de Jan Morrisey, que acaba de fallecer una mujer, una transexual que es sobretodo y fantástica escritora y periodista.

Nos lo cuenta Silvia Casasola Mujeres con Historia nació hombre, pero desde los 4 años supo que era una niña. Mientras decidía qué hacer, se convirtió en periodista. Fue espía en la Segunda Guerra Mundial, dio la exclusiva de cómo Edmund Hillary hacía cumbre en el Everest. Fue corresponsal de guerra y finalmente escritor.

Pero el momento más valiente y trascendental de su vida fue hormonal. Siguió operarse para ser una mujer completa. Ella era su verdadera identidad y hasta que no lo logró, no fue feliz. Yo me veía como un personaje de cuento de hadas a punto de ser transformado. De pato a cisne, de sapo a príncipe. Era más mágico que cualquiera de aquellas transformaciones. Me respondí de hombre a mujer. Hoy vamos a conocer la historia de una de las pioneras del transgénero, Jan Morris, una británica nacida en el país de Gales, que al final de la década de los años 60, en pleno éxito literario, asumiendo todos los riesgos que podrían venir, pasó de ser un hombre a ser una mujer.

Un ejemplo para todas las mujeres atrapadas en un cuerpo de hombre. A día de hoy, muchos transexuales siguen sufriendo incomprensión social y a veces incluso palizas. Esta misma semana, Eva, una joven española trans de 19 años, fue agredida, insultada por un energúmeno en las puertas de su misma casa de la ciudad de Barcelona, por el mero hecho de ir vestida como una chica. Cierto es que poco a poco estos sucesos son más bien puntuales, pero el trauma que deja en las víctimas es muy doloroso.

Jean Morris también pasó su particular calvario visitando a psiquiatras, intentando buscar respuestas a lo que le sucedía a su doula interior. Por qué no era feliz? Tenía un triunfo profesional y estaba felizmente casado con cinco hijos. Por qué entonces se sentía tan mal, tanto que en ocasiones pensó en quitarse la vida? Y la respuesta la encontré buscando documentación para uno de sus libros. Descubrió que hasta el siglo 18 el sexo no era algo tan rígido y prohibido a la hora de tener relaciones con personas del mismo, del mismo sexo.

Además, también descubrió la historia de Lilly Gelb, un libro autobiográfico que contaba la misma situación que estaba sufriendo él. Lily había nacido hombre y su auténtico nombre era Einar Mogens. Einar también estaba felizmente casado, pero se convirtió en la primera persona que se sometió a una cirugía de reasignación de sexo. Su historia fue tan impactante que la llevaron al cine con el título de la chica danesa Lije.

Creo que debería pedirte permiso antes de besarte. Qué fue lo que pasó exactamente anoche? Hubo un momento en el que no era yo.

Hubo un momento en el que sólo era Lily, pero Lily no existe. Era un simple juego Oclio.

Aullan, cuyo nombre real era James Oud frí Morris le ayudó muchísimo a conocer la historia de Lilly porque por fin comprendió que él no era el único.

Gracias a Lili supo que significaba Lautrec la transexualidad, cuyo fin NCIC, cuyo significado se resume en esta frase que escribió Lily Si no se puede encajar la convicción con el cuerpo, entonces debe encajarse el cuerpo a la convicción. Aquellas palabras fueron claves para que ella comprendiera qué era lo que tenía que hacer para ser plenamente feliz. Pero comencemos por el principio de todo. Cuando James se sentía, pues, que deseaba ser una niña. Tenía apenas cuatro años y estaba escuchando a su madre tocar el piano.

Fue entonces cuando, según cuenta, sufrió una epifanía. Recuerda que pensó No quiero este cuerpo, quiero ser una niña.

Aquel sentimiento lo mantuvo durante veinte años en secreto. Secreto que se confirmó en realidad cuando fue a la universidad a estudiar Filología Inglesa y se sentía un extraño entre tantos chicos. Según contaría en su libro autobiográfico con un drone Nygma, publicado en 1974, cuando los compañeros iban a rezar a la catedral de la escuela, él terminaba sus rezos con un deseo muy íntimo. Dios, déjame ser una chica. Amén. Sentía que si lo deseaba tan fervientemente y sin cesar, sería transformada en el cuerpo de una chica.

Simplemente buscaba una condición más divina, una reconciliación interna, porque ese era el sufrimiento que sentía James.

Cómo comunicarle al mundo, a la gente que le quería, a la sociedad de entonces, que él estaba preso en un cuerpo que odiaba? Su sexualidad era masculina, sólo tenía claro a él le gustaban las mujeres y su libido se despertaba con las mujeres. Pero su género estaba equivocado. Él no sentía que fuera un hombre. Él internamente era una mujer. En la Universidad constató ese hecho y se les grabaron dos sentencias que le acompañarían el resto de su vida.

Que todos somos diferentes y que no hay normas en Oxford. Su universidad supo que no lograría ser plenamente feliz hasta que dejara de esconder su verdadero yo. Pero era muy sencillo de decir, pero muy complicado de realizar si no quería ser el hazmerreír de todo el mundo.

Antes de la universidad, con 17 años en pleno conflicto bélico, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, se había alistado al ejército británico, siendo oficial del noveno regimiento de Lanceros Reales de la Reina. Se sentía como una chica disfrazada de soldado, pero contra todo pronóstico, los asuntos militares se le daban muy bien.

Se convirtió en espía británico tras graduarse en la Academia Militar de Salt Ours. Como oficial de inteligencia cuya misión fue la paleta ir a Palestina. Y allí se lee se le despertaría el espíritu viajero que le acompañaría el resto de su vida en el ejército.

Estuvo hasta 1949, año en el que se matriculó en la Universidad de Oxford colaborando con la revista de Estudiantes. Su pasión por el periodismo se despertó en su adolescencia escribiendo algún artículo primero para el diario Bristol Western Daily News y fue muy feliz cuando comenzó a trabajar para detalles. Al acabar la carrera de Filología Inglesa, su punto culmen llegó cuando el periódico le mandó cubrir el ascenso al Everest del británico Edmund Hillary. Muchos medios estaban cubriendo la noticia y James fue muy astuto al crear un sistema para que nadie le robara la exclusiva.

El momento histórico era muy importante en Reino Unido hacía muy poco que hace la Segunda Guerra Mundial había terminado, India había logrado la independencia en 1947 y una jovencilla Isabel estaba a punto de coronarse reina de Inglaterra como Isabel Segunda.

Los británicos contenían el aliento con sus ojos dirigidos al Himalaya, para ver si por fin su compatriota Edmund Hillary lograba la hazaña de coronar el Everest, convirtiéndose en el primer hombre en hacer esa peligrosa cumbre. Jane sabía que periodísticamente era una oportunidad única, así que para proteger su exclusiva ideó un sistema con la ayuda de varios sherpas. Cuando por fin, el 29 de mayo de 1953, Hillary y el sherpa nepalí Senshi Norway se convirtieron en los primeros montañeros que lograron alcanzar con éxito la cima del Monte Everest, el más alto del mundo.

Dings escribió la noticia con un código cifrado que conocían en el país y se lo pasó a uno de los sherpas.

Estos sherpas estaban dispuestos a llevar el correo a la ciudad de Katmandú en siyo siete días lo más tardar, lo que le daba ventaja frente a otros compañeros periodistas que no tenían esa logística. Y si por casualidad algún listo interpretaba la carta, no descubriría nada porque la noticia iba con un código cifrado. El caso es que James logró su ansiada exclusiva coincidiendo con el mismo día de la coronación de Isabel Segunda como reina del Reino Unido. A partir de ese momento, James quedó consagrado como periodista y terminó trabajando con un mejor sueldo desde 1956.

Para el diario de Manchester Guardian, con el que colaboraría durante mucho tiempo en The Guardian, destapó el ataque de los franceses conchabados con los ingleses a Egisto, algo que tenía anunc oculto durante la crisis del Canal de Suez.

También cubrió el juicio en Jerusalén del criminal nazi Adolf Eichmann. Éste estuvo secuestrado por el Mossad cuando estaba en su retiro con identidad falsa en Argentina. Eichmann fue uno de los responsables de la deportación y exterminio de millones de judíos en los campos de concentración, por lo que se le condenó al final a morir en la horca. Pero Janis también conoció a Che Guevara y a Kim Philby, el espía doble, personajes muy importantes a los que logro entrevistar.

Ya comentábamos antes que James tenía un espíritu viajero y un buen día se puso a escribir sus crónicas con gran aceptación y éxito entre los lectores. Eso provocó que al principio compaginaba sus su labor en el periódico con su pasión por la escritura. Pero al final la balanza se inclinó más por dedicar todo su tiempo a la escritura. Abandonó el periódico.

Estaba al final de la década de los años 60 y su vida seguía sin estar completa. Había logrado muchas cosas, pero se sentía un farsante. Su esposa, Elisabeth, tenía ya muchos indicios de la falta de autoestima de James y decidió apoyarle cuando éste le confesó lo que le pasaba. La única manera que tenía de salir de esa jaula opresiva que era su cuerpo era dar rienda suelta a su esencia de mujer. Y decidió que era la hora de hormonas.

Se. El único temor que tenía era cómo podría afectar a sus hijos, no por su relación, que era muy buena, sino porque los compañeros pudieran burlarse de la situación y hacerles sentir vergüenza. Pero la cosa funcionó medianamente bien. Y mucho más cuando en 1972 decidió realizar la definitiva operación de cambio de sexo. Primero consultó con médicos británicos, pero éstos le aconsejaban que dejara a su esposa antes de realizar el cambio. Pero James no estaba dispuesto y contactó con un doctor francés especializado en este tipo de operaciones que accedió a intervenir en Casa Blanca.

Y allí, en Marruecos, despertaría tras la intervención como una mujer completa, su sueño dorado y todo lo que condicionará a partir de entonces su día a día, su auténtica vida, según él mismo narra, sentí una liberación y a la vez sorpresa ante la sensación de vulnerabilidad desconocida. Hasta entonces empecé a sentir más el frío y el calor y, por extensión, todos los estímulos de la vida y del mundo entrando en mí.

Ya era hora más femenina, con pechos, caderas, formas más redondeadas, gestos más femeninos. Por fin había logrado la fusión de su interior como mujer con un cuerpo de mujer y se sentía plena y feliz. En cuanto al mundo que no admitía su cambio morfológico, pues Jeann logró la receta. Aprendí a protegerme del mundo, a ignorarlo.

Y sin ningún complejo, cambió sus prendas masculinas por prendas femeninas y concedía entrevistas de la promoción de sus obras. Vestida como lo que era, vestida de mujer para que legalmente la convivencia con su esposa no se desintegra. Decidieron divorciarse al poco de cambiarse de sexo, aunque siguieron viviendo juntas porque el amor entre ambas nunca se marchitó. Elizabeth. Hasta el final fue su mejor amiga y también su amada. Más tarde, en 2008, volvieron a casarse por lo civil.

En cuanto en el Reino Unido se aprobó los matrimonios del mismo.

Del mismo sexo en.

Che pro-fundo de voseo vi su vida transcurrió en Gales, su querido país natal, que compaginaba con los viajes y la escritura de libros de ensayo y también novelas, ensayos de viajes como el dedicado a Venecia, la ciudad para él mágica, mejor dicho, para ella, y una trilogía que fue un auténtico bestseller, Paz Británica, dedicada al auge y caída del Imperio Británico y novelas donde dar rienda suelta a una ciudad imaginaria llamada JAF, en la que confluyen muchísimos sucesos y es visitada por personajes históricos muy importantes.

Jeann logró ser aceptada como mujer. Ya no me siento aislada o irreal. No sólo me puedo imaginar más vívidamente cómo se siente otra gente liberada al fin de sus viejos frenos y tapa ojos. Finalmente puedo conocer cómo me siento a mí misma. No puedo ver.

Y su labor como escritora, pues fue reconocida con varios honoris causa en varias universidades e incluso recibió la Orden del Imperio Británico.

Ya Morris fallecía el pasado 20 de noviembre a los 94 años de edad y su viuda Elisabeth respetarÃ. Su última voluntad serán enterradas juntas bajo una lápida inscrita en galés e inglés que ponga aquí yacen dos amigas al final de su vida. Agradecer a mis compañeros Marina Cisneros, Sara Iturbide y Miguel Ángel Cordero su estupenda colaboración y deciros que uno de los audios que habéis escuchado pertenece a la película La chica danesa.

Por cierto, el año que viene habrá que estar muy atentos porque se publicará un libro póstumo con reflexiones personales de Ian, que escribió hace más de una década y que pidió que por favor no fuera publicada mientras estuviera viva. Ian Morris fue una mujer valiente y fiel a sí misma, que logró sobreponerse a la pesadumbre y la ansiedad que sufría para convertirse en lo que siempre había sentido que era una mujer de la cabeza a los pies. Ya es un auténtico ejemplo para las futuras mujeres transgénero que no se deciden a dar el paso y sufren en silencio.

Ella lo logró y a partir de aquel momento fue feliz. La Rosa de los vientos en Onda Cero.