Aitor Gabilondo, director de 'Patria': "La ficción recorre las heridas que dejan los hechos, no lo que sucedió"
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- 9 Sep 2020
Más de uno en Onda Cero, donde Alsina. Murió en Hernani una noche de septiembre de hace treinta y siete años. Lo conocen los que vivían allí, porque muchos de ellos escucharon seguramente cerca de la medianoche, los cinco disparos en las calles del Casco Viejo. Ya Sone entonces tenía quince años. Acababa de salir junto a sus padres del negocio que regentaba la familia.
Era un bar, el bar Josemari. A las doce menos cinco echaron el cierre y se metieron los tres en el coche para regresar a casa. Los tres eran el padre que se llamaba Arturo. Conducía ese coche. La madre, Maribel.
Y ya Sone, la hija mayor que iba en el asiento de atrás. Ella le contó a la policía que cuando su padre se disponía a arrancar, se acercó hasta ellos un coche de color oscuro que cuando se puso a su altura, el joven que iba de copiloto en ese coche, bajó la ventanilla, asomó un brazo y comenzó a dispararles. Estaba a medio metro apenas de la familia.
La calle era estrecha, difícilmente cabían dos vehículos, contó la chica. Recordó que con el primer disparo su padre cayó sobre un costado y que su madre y ella sintieron incluso como ellas le rozaban las balas. Todo esto ocurrió naturalmente en unos pocos segundos. Ni los asesinos. Luego huyeron en el mismo coche en el que habían llegado y desde el que habían disparado. Jason y su madre resultaron milagrosamente ilesas. Pero Arturo Quintanilla, 44 años, llegó muerto al Hospital de San Sebastián, al que fue trasladado en una ambulancia.
Tenía tres heridas mortales de bala. Dos de ellas le habían alcanzado el corazón. Una tercera, el abdomen. Arturo había nacido en Burgos, pero llevaba afincado y viviendo y ganándose la vida en Guipúzcoa desde los 12 años. Había vivido en Rentería, había trabajado también en esa ciudad y después en Hernani, donde había hecho su vida.
O sea que era su pueblo y allí se había casado, allí había abierto el negocio y habían nacido allí sus sus tres hijos. Porque ya Sone tenía dos hermanos pequeños, de doce y diez años. El pequeño estaba con los abuelos el día que asesinaron al padre, el mediano estaba de vacaciones en Barcelona. Seguramente Arturo pensó alguna vez que algo como esto le iba a pasar o le podía pasar, y seguramente sintió miedo en muchos momentos y seguramente no se lo contó a nadie de su familia.
ETA le había enviado varias cartas en las que le exigían diez millones de pesetas a cambio de dejarle tranquilo. A él y a su familia le exigían la extorsión que, como sabemos, llamaba el impuesto revolucionario eufemismo, contó un amigo de la familia de los periodistas, después de que sucedieran estos hechos, que Arturo había recibido aquellas cartas, pero que, a pesar de que no podía pagar semejante cantidad de dinero, en realidad él nunca se había planteado abandonar el País Vasco porque entendía que era su país y que tenía toda su vida hecha ahí.
Tras su asesinato se supo que Arturo había viajado en dos ocasiones al sur de Francia para reunirse con gente del entorno de ETA, quizá para pagar, quizá para negociar o para pedir más tiempo para poder hacer frente a esa extorsión que le reclamaban y que la última carta amenazante que recibió fue dos meses antes de ser asesinado. Al día siguiente de aquel atentado, el domingo 7 de septiembre, se celebró un funeral multitudinario en Hernani, con una ikurriña ondeando a media asta en el Ayuntamiento.
Un funeral al que asistieron más de mil personas.
Pero no era el funeral por Arturo Quintanilla, era el funeral en memoria de quien O8 Torena, alias Charly, terrorista de ETA, que había muerto días atrás de una leucemia en un hospital de París y a la misma hora en la que Hernani estaba enterrando a este etarra muy cerca de allí, en la parroquia de la Asunción de Astigarraga, se oficiaba el funeral por Arturo Quintanilla, lejos del pueblo. El funeral al que acudió, pues, por ejemplo, políticos del Partido Socialista de Euskadi, como Ramón Jáuregui y en Astigarraga.
Esa mañana se cerraron los bares y las tiendas. Solo una persona, por cierto, cumplió pena de prisión por el asesinato de Arturo Quintanilla. Fue José Antonio Pagola Kortajarena, alias Beltza, que estuvo en la cárcel diecinueve años de los 78, que reflejaba la sentencia en España al tope. Entonces Código Penal de permanencia en prisión era de 20 años y llegó a ser alcalde después de un pueblo de Vizcaya. Año 2015 le votaron 69 de sus 167 habitantes.
Hace justo 4 años, en este mismo programa, Fernando Aramburu se acababa de publicar la novela Patria.
Nos contó que él pensaba que el relato, el relato de lo que sucedió durante tantos años, lo tenían que construir los contemporáneos de los hechos vividos.
Esto que llamamos el relato es quien te cuenta y cómo te cuenta una historia. Qué versión de la historia es la que finalmente prospera?
Hace fortuna y trasciende.
Nos decía Aramburu que naturalmente siempre hay un relato y que si no lo hace uno, pues vendrá otro y te lo hará.
Ocurrieron hechos de los cuales la prensa dio puntual noticia. Después transcurrió el tiempo. Estos hechos afectados, en fin, declaraciones. Todo este asunto del terrorismo se va quedando atrás en el tiempo. La gente, naturalmente, tiene sus cosas que hacer, su trabajo, etcétera. Esto se va borrando y al final lo que pasó es lo que se cuenta. Siempre hay un relato. Es decir, que si no se cuenta hoy surge un hueco que se va llenando, pues con medias verdades o como decimos, con la posible glorificación del agresor, con su justificación y todo esto.
Fernando Aramburu, que ha obtenido el mayor éxito de su carrera literaria que desarraiga con esta novela que se llama Patria, contó, aunque a muchos les costará creerlo, que él habría preferido no escribir esta novela, pero que sintió la necesidad de hacerlo por porque la novela incluye una coda final o un añadido final en el que Aramburu explica cómo construyó la historia y en qué momento él cree que germinó en él o se sembró en él sin él saberlo. La semilla de la historia que refleja Patria.
La novela que tal vez haya leído, tiene cientos de miles de lectores en nuestro país y que ahora ha dado pie a una adaptación para la televisión. Una serie igual. Ha oído usted hablar de ella, porque la semana pasada algo comentábamos. También una serie que presenta la plataforma HBO, que se llama como la novela Patria y cuyo autor, adaptador de la novela y creador de esta serie de televisión es Aitor Gabilondo.
Todos. Buenos días.
Hola, buenos días. Cómo estás, Carlos? Muy bien.
Y todo bien escuchando.
Oye, cuéntame. Fueron a buscar para adaptar la novela patria a la televisión o te ofreciste tú voluntario? Surgió de ti o te llamaron. Cómo fue?
No, no surgió de mí. Yo estaba intentando escribir una historia que tuviera cierta relación, porque yo soy donostiarra con mi infancia, con los años 80, donde, como has contado, la violencia era bueno, ha durado muchos años. En los ochenta especialmente dura terrorismo. Y cuando estaban en ello leí una sinopsis de la novela y me interesé porque me pareció desde el principio solo por la sinopsis. Me pareció que la perspectiva a contar a través de dos familias esta historia tenía mucho que ver con lo que yo quería hacer.
Pedí la novela, la leí y confirmé que era una historia a ras de suelo, con personajes que yo reconocía, con voces que yo reconocía y me pasó como lo que has dicho Aramburu. Tuve la necesidad de llevarla a la televisión, que es el medio en el que yo trabajo.
Gabilondo es de los Gabilondo de toda la vida y por tanto, su vinculación con San Sebastián para empezar, y luego con los medios de comunicación con, con, con la narración, con la transmisión de historias en la radio, en la televisión, la televisión se puede hacer programas de televisión, se pueden hacer series de televisión. Al final es comunicar. O sea que la estirpe Gabilondo de la estirpe de Gabilondo forma parte de Aitor. Por si algún oyente estaba preguntándose si tendría algo que ver o adaptar una novela siempre a la televisión en este caso, o al cine.
Siempre es un reto. Un desafío porque? Porque no es una tarea. A mí me parece, no es una tarea sencilla. Pero claro, adaptar una novela que es se ha convertido en un fenómeno editorial y que además refleja como tú acabas de contarnos un montón, cientos de historias reales, aunque la novela sea una ficción. Porque Aramburu dice yo he escrito una historia figurada de una historia inventada por mí. Lo que pasa es que se alimenta de cientos de historias que realmente han ocurrido y que además han ocurrido hace muy poco tiempo, que están muy próximas en el tiempo de todos nosotros.
Eso añade dificultad a quien tiene la responsabilidad de hacer la adaptación. Eso te pesa a ti en algún momento o tienes que dejarlo de lado?
No, no, sí, claro, yo. Lo que pasa es que empecé adaptando un libro y sobre la marcha se empezó a convertir en un fenómeno, pero a mi lado se iba. Primero era sólo un libro. De hecho, yo lo leí antes de que se publicara, pero sobre la marcha se va convirtiendo en un fenómeno. Y la responsabilidad iba creciendo, me iba mandando. Hemos vendido tanto segunda edición, tercera o cuarta, quinta y. No son kual para leer porque son una expresión añadida.
Esto está claro, porque las expectativas son enormes. Cuando hay tantos lectores. Pero además el tema es delicado y yo lo he intentado desde el principio. Hacer una lectura mía propia de la novela y trasladarlo a mi lenguaje audiovisual. Pero sí, claro, la presión. La presión es grande. Pero yo me he abstraído porque yo me dedico a contar historias y creo que en esta novela había blaba una base para convertirla en serie de televisión. Y así lo he hecho, con toda la sensibilidad, tacto y profesionalidad de la que soy capaz.
Qué es lo que más te ha costado? La novela no tiene un único narrador de la novela, que son escenas que protagonizan todos los personajes que aparecen en ella, que son los integrantes de dos familias. Pero cada una de esas escenas está contada desde el punto de vista de uno de esos personajes. Cómo se lleva eso a la televisión? Es lo que más me ha costado.
Es la impresión, la emoción que he sentido realmente. Pues se pasa mal porque remueve a mí y me remueve muy profundamente. Me ha removido. No sólo escribiéndola después, llevando la producción, convirtiéndola en una realidad, sacándola de la cabeza y poniéndola en pié. Realmente ha sido doloroso porque, como tú has dicho, las heridas están abiertas. Es muy, muy doloroso hablar de estos temas. Es muy reciente. Pero yo sentía la necesidad de que, como has dicho, como has contado Aranburu, de contarlo ahora, porque pronto no habrá testigos directos y creo que era muy importante.
Luego, técnicamente, pues la verdad es que lo he disfrutado, he intentado encontrar un equivalente audiovisual a la técnica que utilizaba Aramburu en la novela de ETA, ir cambiando perspectivas. Era una especie de sirimiri. Va calando. Al principio parecía lijera. A mí lo que me pareció la novela, pero ibas leyendo, leyendo y te va calando, calando, calando y pasando. Y eso es lo que he intentado. Eso es lo que intenté hacer con la serie de televisión también, porque creo que era muy importante.
Y el paso del tiempo también era muy importante, porque los personajes abarca a veintitantos años, la historia y los personajes se van modulando, el tiempo los va modulando y eso también era importante reflejarlo en la serie.
Aramburu La sinopsis o la síntesis máxima que hace de su novela, la explica al final de la misma. Ha explicado que el propio autor quiere compartir con el lector una vez que ya ha terminado de leer toda la historia. Cómo empezó en el escritor la historia en cuestión? Y él hace, dice que le vino a la cabeza esta idea, que es la esencia de vendepatria. Una mujer que ha perdido a un ser querido en un atentado de ETA quiere, antes de morirse, que le pidan perdón.
Este es el punto de partida.
Luego a eso añade Aramburu, que vio una fotografía de una imagen que se había producido en un pueblo de Bizkaia en el que en esa imagen dos mujeres se abrazaban.
Y eso para quien haya leído la novela, para quien no haya leído la novela. Por cierto, quiero contarles sólo un poquito de esta novela. Hablamos en este programa por primera vez antes de que se publicara, porque tenemos la fortuna de que la editorial nos la envió y compartimos con los oyentes sólo un poco de la historia de Vittori. Vittori, que es una de las protagonistas, es una mujer viuda. Es una mujer que habla sola en el piso de San Sebastián, al que se fue a vivir o al que la llevaron a vivir sus hijos.
Cuando el pueblo en el que ella había nacido y había crecido y había parido se le volvió hostil, tan hostil que no pudo enterrar en ese pueblo a su marido, el cura de ese pueblo, un cura tocón y relamido, más y más falso que un judas de madera. El cura le dijo Mejor enterrar a tu marido en San Sebastián, porque así podrá ir más gente al funeral. Y lo enterraron en Pollo y Vittori el día del entierro le susurró a su hijo.
Le dijo a tu padre no lo estamos enterrando, a tu padre lo estamos escondiendo. Michaelis se quedó sin marido, se quedó sin fe en Dios, en el cura y en las personas. Y lleva veinte años hablando con su marido difunto. Cada vez que sube al cementerio y cuando va allí, le cuenta al marido cómo le va a los hijos, le cuenta cómo le va ella y le habla también de ETA, porque acaba de anunciar cuando empieza en esta historia que ya no va a matar más lo del cese indefinido, de tal manera que Vittori sube, apoyó y le.
Al Chato le dice hombre, estos ya no van a matar más, pero a ti ya que te va a servir. Y también le hace reproches al marido muerto, sobretodo uno que se lo guardara todo para él, las cartas, la extorsión y las amenazas. El día que los encapuchados hacen este anuncio en televisión, igual usted recuerda aquel momento. Tres encapuchados, uno de ellos lee un comunicado Cese definitivo ese día. Vittorio lo vi en televisión y solo alcanza a preguntarse si la madre del terrorista, ese que está hablando con la capucha puesta, reconocerá a su hijo por la voz.
Si sentirá orgullo de madre al ver lo lejos que ha llegado en la carrera criminal, Micheletto, una amiga durante muchos años, cuando era joven, que se llama Mire, compañera de aventuras que echaron novio a la vez. Se casaron el mismo mes, según se lo contaban todo. Los maridos también eran amigos entre ellos salían en bicicleta los sábados, como hacen casi todos los hombres vascos, y jugaban a las cartas. Y los hijos también tuvieron relación entre ellos porque tuvieron tres hijos, una y dos hijos la otra.
Miren, claro, dio a luz a un criminal, pero tardó veinte años en saberlo. A Mari, que era un niño revoltoso. La madre dice Será un niño muy trasto, trastada en trastada, muy buen deportista de adolescente, muy de salir con la cuadrilla de amigos y muy, muy de hacer lo que hicieran los demás. Y además, siempre un paso por delante. Si tocaba divertirse, pues él se divertía más que los demás. Si tocaba taparse la cara para quemar un autobús en el casco viejo, pues se tapaba la cara y quemaba el autobús.
Y entendía Josemari que lo del País Vasco era una guerra. Una guerra porque había una gran represión en la guerra y un enemigo siempre. Y en este caso el enemigo podía ser, pues, el amigo de la familia, el Chato, que era empresario y que no había pagado lo que se le había exigido. Y claro, los colegas de Josemari le dijeron cómo hacer amigo? Eso si es un empresario que además mal pagado, sí, lo que merece es un escarmiento.
El escarmiento fue que lo mataron al Chato y el escarmiento fue que la familia del Chato tuvo que salir de esa ciudad. Claro, la madre del terrorista. Miren, va haciendo suya según van pasando el tiempo, va haciendo suyo el punto de vista del hijo, del del hijo terrorista, de la guerra o del enemigo. Lo de la violencia en realidad es una necesidad que tenemos para, hasta el punto de que cuando ETA deje de matar y cuando las víctimas de los asesinatos de ETA traten en algunas de ellas de recuperar, por ejemplo, su casa en el pueblo donde vivieron, miren, se lo tomará como una agresión y dirá es que siempre sufrimos nosotros.
Somos víctimas de las víctimas. Bueno, ahora Vittori por aquí empieza la historia que usted va a poder ver en esta serie de HBO de Aitor Gabilondo, ahora Victoria Vuelta al pueblo hostil que no ha dejado de ser hostil, ha reabierto su casa porque la casa sigue ahí, ha seguido ahí durante todos estos años, aunque no estuviera habitada y porque la casa al final es la memoria y el relato está. Vittori también se lo dice a su marido muerto, asesinado y a mí nadie me va a contar mi propia historia.
Y Vittori ya se lo cuento. Ayer colocó un tiesto con un geranio en la ventana, que es su declaración de permanencia. Les está diciendo a todos sus vecinos, también a sus antiguos amigos. Les está diciendo al poner el canario en la geranios en la ventana que ha regresado el que ha regresado a la casa, Abisai. A la casa que nunca dejó de ser mía, ni cuando me mataron al marido, ni cuando me despreciaron a los hijos, ni cuando me echaron.
Es mi casa, es mi pueblo, es mi tierra, es mi patria.
Gracias a la adaptación de Aitor Gabilondo y gracias a la serie de la HBO, Vittori y Miren, ya tienen rostro para los espectadores que vamos a ver esta serie. El de Vitoria es el de Elena Irureta. Es la actriz que la encarna. Hola, Elena. Buenos días. Hola, buenos días. Cómo está hoy en el tren camino a Madrid y estoy de que cada vez que paso un toleres se corta la conexión. Pero bueno, no te preocupes.
A ver si hay suerte. No te preocupes.
Y miren, tiene el rostro y la interpretación de Dani Bahrain. Hola, Daniel. Buenos días.
Hola, Carlos. Buenos días. Buenos días.
Bueno, Elena. Cómo es la Vittori de la serie? Los lectores conocemos a la Vittori de la novela. Cómo es? Cómo es la tuya?
Bueno. No sé explicarte que yo, como he dicho, yo lo he intentado. Eh, eh. Meterme en meterme de lleno, zambullirme en el personaje, intentar y hacer que era un poquito complicado, pues son dos edades distintas del personaje entonces, eh. Bueno, yo lo que he intentado e interpretar el personaje con toda mi fuerza, con todo el corazón y con yo creo que he estado muy bien dirigida tanto por el disco o como por Orpheus Vizca tipo Óscar.
Y bueno, a mí el trabajo, la verdad no se me hizo tan duro como cuando fui a ver las dos capítulos perdidos que vimos yo o tres se me hizo muchísimo más duro. Me da la impresión de verlo, que al hacerlo no estás tan integrado en el equipo con, con, con el trabajo, queriendo hacer a tope que no vives tanto como cuando ves las imágenes. Se me hizo muy duro, eh? Muy emocionante. Y la verdad es que espero que la gente también reciba eso, lo que ha hecho con mucho cariño, con un punto muy conciliador y que que lo vean, que lo vean, que tienen que ver.
Transfería Yo creo que no se puede hablar antes de fin sin verla y espero que les guste y que les emocione como nos hemos fijado nosotros y la miren de Anaga Bahrain no la la miren de Haneda, Bahréin, este personaje claro para una actriz.
Entiendo que un personaje como la madre de Josemari de Patria es un regalo por todas las facetas que tiene y por todas las reflexiones que provoca cada una de las cosas que a ella le van pasando y que ella va diciendo.
Sí, la verdad que eso es un gran regalo. Estoy muy, muy agradecida a Aitor por concederme. Y bueno, pues es ante todo una mujer que pone por delante su amor y su dolor de madre. Esto le lleva a cometer grandes torpezas, errores garrafales e algo irreversible que le hace ya vivir ya para siempre con Concón, con una enorme amargura y con una corona absolutamente enroscada ya en su en sus creencias, en sus. Y bueno, es que al final, al final parece que hay algunos acontecimientos que que que ablandan un poco o que le llevan a la reflexión.
Pero bueno, quizá ya demasiado tarde. Y es una mujer. Bueno, desde luego la vida nada muy dura. O sea que le han pasado cosas tremendas. O sea, con sus tres hijos. O sea. Y bueno. Si es. Es una gran sufridora. Como. Como lo son casi todos los personajes de la serie. Lo que hemos pretendido, desde luego, es dar dimensión humana a los personajes. Intentar hacer personajes de carne y hueso a personajes que son personas, no?
Bueno, pues que hemos puesto todo nuestro, todo nuestro, toda nuestra profesionalidad, nuestro oficio. Hemos trabajado con las tripas, con todo nuestro amor, con todo nuestro dolor. Y ahora ya, pues que el espectador lo vea, lo disfrutes, se emocione, reflexione. Bueno, ahí está ya la criatura, ya a punto de nacer. A ver, a ver qué pasa.
Fíjate, Aitor, que el viernes pasado, charlando ayer con tu madrina y con Borja Semper, te voy a decir que algo saben también de todo, de toda esta realidad, de esta historia. Sabemos todos, claro, porque al final la actividad de ETA durante 40 años en todo el país ha tenido consecuencias y efectos. Es verdad que de manera más cercana hay más y más intensa hay en el País Vasco también en Navarra hacen. Pero el viernes pasado, sobre el personaje de Miren, de la madre de José María el terrorista, decía Borja Comprender no es compartir.
Uno puede comprender y hacer el esfuerzo por comprender el proceso que lleva a una a una madre que inicialmente siente repugnancia por la violencia, que descubre horrorizada en un primer instante que su hijo no siente esa repugnancia y que practica y que está por la labor de ejecutar la violencia. Uno puede comprender el proceso que le lleva a hacer suyo el planteamiento, la forma de ver el mundo de su hijo, sin que eso signifique que lo está justificando, sin que el espectador o el lector no totalmente.
Nosotros hacemos ficción, contamos historias y lo que hacemos es lanzar preguntas. No, no, no respuestas. Yo creo que la ficción, insisto, es una ficción lo que permite recorrer la herida que dejan los hechos. No contar los hechos o los hechos los cuentan los periodistas primero, los historiadores después. A mí, que es una historia triste, pero no quiero que quede en el ambiente. Tampoco la idea de que es un regodeo sobre este dolor tan intenso y tan inexplicable y desgarrador e injusto.
Yo creo que Patria es un viaje de sobretodo dos mujeres bichear y mirenme, una endurecida por el dolor, la otra radicalizada también por su propio dolor, que para las dos. Para cada una de ellas es absoluto, como todos los dolores. Y hacen un viaje lento, doloroso e impreciso hacia un abrazo muy tímido, que para mí es una una esperanza de futuro. Pero para que ese abrazo tenga sentido, tenga un valor, era imprescindible mostrar con crudeza y con determinación lo que ocurrió los asesinatos, la serie crda.
José María, asesinar directamente se ven torturas, se ve, se ve todo ese dolor y estas dos mujeres que son dos amas de casa, sin formación, sin agenda. No, señoras del pueblo. Luego ganan, aunque sea tímidamente, vencer todos los obstáculos emocionales, psicológicos, sociales, culturales que les ha atrincherado en sus posiciones. Y creo que ese es el viaje de esta historia de una miniserie de ocho capítulos. No es la. Única opción posible ante esta situación, ni mucho menos.
De hecho, yo creo que es minoritaria, pero es una opción. Y eso en la que yo creo, creo en el futuro. Y tengo hijas pequeñas que para ella Z es como Napoleón. Más o menos bien. No saben nada, no tienen ninguna noción de eso. Y creo que una ficción, que es un lenguaje popular y actual, puede ayudar sobre todo a la gente joven a acercarse a esa realidad que existió no hace tanto para después indagar en otros sitios.
Y es una invitación a contar, porque yo creo que la ficción, contarnos historias los unos a los otros, cura, nos sana, pero no va a cambiar la realidad y la realidad es la que es.
Es verdad que ahora hay que explicarle a los niños, a los adolescentes que no saben de todo esto. Hay que explicarles lo que ocurrió porque la memoria consiste en eso. Y hay quien dice qué cosa más terrible que un chaval de 15 años no sepa lo que era ETA y lo que significó en este país ETA. Es verdad, pero a la vez, tú, que eres casi de mi quinta, eres más joven, Aitor. La cantidad de veces que en hace veinte años, quince años, la cantidad de veces que nos hemos dicho ojalá llegue el día en el que haya que explicarle a un crío de 15 años lo que era ETA, porque eso significará que ya no es que ya se terminó.
Ojalá llegue el día en el que podamos contar que ETA dejó de mandar y todo eso ya.
Vamos a hablar y todo eso ya vamos a tender.
O y que se puedan hacer ficciones. Porque esto, que estamos todavía muy cerca en el tiempo de todo lo que sucedió y las heridas están abiertas y eso trae consigo y no voy a dedicarle un minuto ya, porque a lo de el cartel de la semana pasada y todo aquí estábamos muy cerca de todo eso. A medida que vaya pasando el tiempo que nos vayamos alejando, ya serán otros los que vengan y harán otras ficciones y harán otras. Y la distancia temporal permitirá seguramente echarle aún más imaginación a las historias que tengan, que se escriban y que se filmen en un entorno, en un contexto que tiene que ver con el terrorismo, aunque ya no tengan por qué ser fieles a la realidad de lo que sucedió.
Las historias que se vayan haciendo no sólo traerá consigo también la distancia y el paso del tiempo. Pero lo bueno es que, en efecto, dejó de matar. Y llegó ese día. Y gracias a que llegó ese día, estamos hoy aquí hablando ocho capítulos. Has dicho que tiene la serie y yo sólo he visto los dos primeros y los lectores de patriada la van a disfrutar. Y quienes no lo hayan leído, pues también iban a disfrutar de Elena Irureta encarnando a Vittorio, que es una mujer que habla más cuando está ella sola que cuando está con alguien.
Está con alguien, habla con los ojos y no con su manera de moverse. Y todo eso es mérito de Elena. Elena que tenga buen viaje a Madrid. Muchísimas gracias por habernos acompañado y miren la otra protagonista. Pero digo exactamente lo mismo.
Habla más. Habla, habla, habla con los santos también y con ánimo. Un fuerte abrazo. Muchas gracias por habernos acompañado. Gracias, gracias y enhorabuena.
Enhorabuena por el trabajo que se está en el 27, el 27 del 7 de septiembre.
Aitor, un fuerte abrazo. Gracias por haber estado ese rato aquí en la radio.
Lo mismo digo. Gracias a vosotros. Gracias. Buenos es.