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Hoy en día cualquiera puede hacer un podcast, pero no cualquier podcast. Elemental, querido Watson, ya está aquí ser podcast, toda la calidad y la experiencia del líder de la radio. Ahora en versión Take Away, bienvenidos a la Liga de los Podcast Extraordinarios. Encuéntranos en la nueva app de la cadena Ser en ser podcast puntocom o en tu plataforma favorita Ser Podcast donde nacen, crecen y se reproducen los podcast más escuchados.

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Cadena Ser La Radio. Un libro Una hora, dirigido por Antonio Martínez Asensio. Bienvenidos una semana más a un libro. Una hora. Hoy vamos a contarles el jugador de Fiodor Dostoievski Dostoievski nació en Moscú en 1821 y murió en San Petersburgo el 9 de febrero de 1881, hace 140 años. El jugador está escrita como si fuera un diario. Se preocupa más por esbozar sensaciones que por escribir un relato fluido y bien trabado. Nunca sabemos lo que pasa en realidad, sólo lo que ve y siente el protagonista.

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Es una novela de una intensidad extraordinaria, agotadora y apasionante. Vamos allá. Por fin he regresado al cabo de 15 días de ausencia. 3 Hace ya que nuestra gente está en ruletas, embullo. Yo pensaba que me estarían aguardando con impaciencia, pero me equivoqué.

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Así empieza el jugador con Alexei Ivanovich llegando al hotel donde se aloja el general con su gente. Alexei forma parte del séquito del general y trae dinero, pero por la forma en la que le reciben, parece que han conseguido dinero en otra parte. Como de costumbre, en cuanto hay dinero invitan a comer al estilo de Moscú. Polina Alexandra Agna le pregunta por qué ha tardado tanto. Le asignan una habitación exigua en el cuarto piso del hotel. Alexei va a pasear con Misha y Nadia.

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Los hijos de Polina. Cuando volví a casa con los niños antes de la hora de comer, vi pasar toda una cabalgata. Nuestra gente iba a visitar unas ruinas. Dos calesas soberbias y magníficos caballos. Matamos el blanks. Iba en una de ellas con María Filipa, Ofni y Polina. El francesito, el inglés y nuestro general iban a caballo. Los transeúntes se paraban a mirar. Todo ello era de muy buen efecto.

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Sólo que a expensas del general. Calculé que con los 4000 francos que yo había traído y con los que ellos por lo visto habían conseguido reunir, tenían ahora siete u ocho mil cantidad demasiado pequeña para Mahatmas.

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El Blanch Manual del Blount, a la que acompaña su madre, reside también en el hotel. Como el francés de Río, Aleksey es un tutor, un Unitel. Cuando llega a la mesa del comedor, el general le mira con extrañeza, pero Alexei se sienta a comer. También está Mistar Asli, un inglés excéntrico. Alexei cree que está locamente enamorado de Polina. Cuando ella entra al inglés se le enciende el rostro con todos los colores del ocaso. En la mesa, el francés Galley se muestra desenvuelto y autoritario con todos.

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Polina parece no hacer ni caso a Alexei y eso hace que Alexei descontrole y echa por tierra toda cortesía, entrometiéndose en la conversación, como si quisiera reñir con el francés. Discuten sobre la forma de ser de los franceses y de los rusos. El general está muy descontento. Vera Amistar. Ashley le agrada mucho la disputa con el francés. A la caída de la tarde. Como era menester, logré hablar con Polina. Alexandra Hoffenheim. Un cuarto de hora.

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Nuestra conversación tuvo lugar durante el paseo. Todos fuimos al parque del casino. Polina se sentó en un banco frente a la fuente y dejó a nadie nunca que jugara con otros niños sin alejarse mucho. Yo también solté a Misha junto a la fuente y por fin quedamos solos para empezar. Tratamos, por supuesto, de negocios. Polina, sin más, encolerizó cuando le entregué sólo setecientos gulden. Había estado segura de que empeñando sus brillantes le habría traído de París por lo menos 2000.

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Sino más. Necesito dinero dijo. Y tengo que agenciarme. Sea como sea. De lo contrario estoy perdida. Alexei le pregunta qué ha sucedido durante su ausencia y Polina le cuenta que llegó la noticia desde Petersburgo. Que la abuela estaba muy mal y dos días después, que por lo visto estaba agonizando, le dice que aún están esperando la última noticia, la definitiva, y que desde hace medio año no se espera más que eso. Todos esperan heredar, incluso Polina, que es la hijastra del general a cuenta de esa herencia de kerido del francés, ha dejado dinero al general.

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Polina le dice que tan pronto como el francés sepa que en el testamento se le deja algo a ella, pedirá su mano. Alexei se queda callado. Polina le pregunta por el inglés. Alexei le dice que está enamorado de ella también y que es diez veces más rico que el francés, que debería casarse con él y que el francés es un granuja. Pero Polina contesta que el francés es marqués y más listo. Aleksey Estar rabioso? Le pregunta a Polina.

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Qué clase de persona es Mademoiselle Vlogs? Usted mismo sabe qué clase de persona es Mademoiselle Blanche? No hay porqué añadir nada a lo que se sabe hace tiempo. Vamos, el plan será probablemente esposa del general. Es decir, si se confirman los rumores sobre la muerte de la abuela, porque más Asil Blanch, lo mismo que su madre y que su primo el marqués, sabe muy bien que estamos arruinados y el general está perdidamente enamorado. No se trata de eso.

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Habla. Escuche y tenga presente lo que le digo. Tome estos 700 florines y vaya a jugar de Aremis cuanto pueda la ruleta. Necesito ahora dinero de la forma que sea.

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La orden de jugar a la ruleta le produce el efecto de un mazazo en la cabeza. Una vez más se pregunta si quiere a Polina. Y una vez más no sabe qué contestar. La ama y la odia por igual. Y sobretodo, no sabe lo que ella siente por él. Cree que le mira como aquella emperatriz de la antigüedad que se desnudaba en presencia de un esclavo suyo, considerando que no era un hombre. A fines de agosto de 1863, Fiódor Dostoyevski, en viaje por la Europa occidental, se detuvo cuatro días en bici Baden con objeto de probar fortuna en la ruleta.

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Ganó al principio unos 10000 francos y, según confesión propia, hubiera debido contentarse con esa ganancia y alejarse cuanto antes de la ciudad. Pero una tentación irresistible le arrastró de nuevo al casino y a la pérdida de la mitad de lo ganado el día anterior. Así empezó la pasión por el juego que había de atormentarle el resto de su vida.

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Confieso que el mandato me era desagradable porque, aunque había resuelto jugar, no había previsto que empezaría jugando por cuenta ajena.

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Hasta me sacó un tanto de quicio y entré en las salas de juego con ánimo muy desabrido. No me gustó lo que vi allí a la primera ojeada.

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No hay nada de ese supuesto esplendor y lujo que cuentan las crónicas, ni se ven montones de oro en las mesas. Cuando Alexei entra en la sala de juego por primera vez en su vida, deja pasar un rato sin probar fortuna. La muchedumbre es agobiante, le late fuertemente el corazón, tal vez porque sabe que de ruleta Hamburg no saldrá como ha llegado, que algo radical y definitivo va a ocurrir en su vida. Alexei se pregunta por qué el juego habría de ser peor que cualquier otro medio de procurarse dinero.

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Por ejemplo, el comercio. Es verdad que cada ciento gana uno. En todo caso, Alexei decide observarlo todo con cuidado y no intentar nada serio. Tiene que aprender el juego mismo. En primer lugar, todo me parecía muy sucio, algo así como moralmente sucio e indecente. No me refiero ni mucho menos a esas caras ávidas e intranquilas que a decenas, hasta centenares se agolpan alrededor de las mesas de juego. Francamente, no veo nada sucio en el deseo de ganar lo más posible y cuanto antes, como si ese afán no fuera el mismo cuando se gana poco que cuando se gana mucho.

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Es cuestión de proporción. Lo que para Rochi es poco, para mí es la riqueza. Y si de lo que se trata es de ingresos o ganancias, entonces no es sólo en la ruleta, sino en cualquier transacción donde uno le saca a otro lo que puede que las ganancias y las pérdidas sean en general algo repulsivo. Es otra cuestión que no voy a resolver aquí. A Aleksey le parece repelente el respeto Gom, que mira toda esa chusma lo que se está haciendo.

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La seriedad, la deferencia con que se agolpan en torno a las mesas. Hay dos clases de juego, una para caballeros y otra plebeya mercenaria propia de la canalla. Un caballero, por ejemplo, puede hacer una postura de cinco o diez luises, rara vez más, o pueda apostar hasta 1000 francos si es muy rico. Pero sólo por jugar, sólo por divertirse, pero no por el deseo plebeyo de ganar. Pero la chusma juega muy sucio. Al principio todo le parece un galimatías.

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Aleksey decide arriesgar cien gulden del dinero de Polina. Empecé sacando cinco federicos de oro.

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Esto es, cincuenta gulden. Y poniéndolos a los pares, giro la rueda. Salió el 15 y perdí con una sensación de ahogo, sólo para liberarme de algún modo y marcharme. Puse otros cinco federicos. El rojo salió el rojo puse los diez. Federicos salió otra vez el rojo. Lo puse todo el rojo y volvió a salir el rojo.

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Cuando recibí 40 federicos, puse veinte en los doce números medios, sin tener idea de lo que podría resultar. Me pagaron el triple.

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Así pues, mis diez federicos de oro se habían trocado de pronto en ochenta.

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La extraña, insólita sensación que ello me produjo se me hizo tan insoportable que decidí irme.

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Me parecía que de ningún modo jugaría así si estuviera jugando por mi propia cuenta. Sin embargo, puse los ochenta federicos una vez más a los pares. Esta vez salió el cuatro. Me entregaron otros ochenta federicos y cogiendo el montón de 160 federicos de oro, salí a buscar a Polina Alexandru Hoffman.

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Todos se han ido de paseo y no consigue verla hasta después de la cena. Cuando logra entregar a Polina sus ganancias, le anuncia que no volverá a jugar más por su cuenta. Polina insiste en que vayan a medias en las ganancias y le ofrece ochenta federicos de oro, proponiendo que en el futuro continúen el juego sobre esa base. Alexei se niega. Polina le dice que cifra sus esperanzas casi únicamente en la ruleta y que por eso tiene que seguir jugando con ella.

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Y sin embargo, ayer no me habló del juego en todo el día. Más aún, evitó en general hablar conmigo su previa manera de tratarme. No se alteró esa completa despreocupación en su actitud cuando nos encontrábamos con un matiz de odio y desprecio por lo común. No procura ocultar su aversión hacia mí. Esto lo veo yo mismo. No obstante, tampoco me oculta que le soy necesario y que me reserva para algo entre nosotros. Han surgido unas relaciones harto raras, en gran medida incomprensibles para mí, habida cuenta del orgullo y la arrogancia con que se comporta con todos.

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Ella sabe, por ejemplo, que yo la amo hasta la locura. Me da Benia, incluso para que le hable de mi pasión.

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Aunque, por supuesto, nada expresa mejor su desprecio que esa licencia que me da para hablarle de mi amor sin trabas ni circunloquios. Ese día se habla mucho del telegrama que se ha mandado hace cuatro días a Petersburgo y que no ha tenido contestación. El general está pensativo e inquieto. También el francés está agitado. En Rusia proyectaron abrir juntos una fábrica y el francés ha sacado de apuros al general. El año antes, dándole 30 000 rublos para que completara cierta cantidad que faltaba en los fondos públicos antes de presentar la dimisión de su cargo.

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Y, por supuesto, el general está en sus garras. Al día siguiente, Alexei vuelve a jugar a la ruleta por cuenta de Polina, con dos condiciones no jugar a medias con ella y que esa noche Polina le explique por qué él es tan urgente ganar. Y exactamente cuánto dinero necesita. En el casino se coloca junto al crupier. Luego empieza cautelosamente a probar el juego en posturas de dos o tres monedas y pierde hasta el último Copec y muy deprisa.

[00:12:52]

Y eso que empieza ganando. Pero por una especie de reto a la suerte, un afán de mojarle la oreja, de sacarle la lengua, vuelve a apostar siempre y pierde. No explica sus pérdidas apolínea hasta poco antes de la comida. Durante la comida estuve tan animado como lo había estado tres días antes. El francés y el Blanks comían una vez más con nosotros. Por lo visto, mademoiselle Lange había estado aquella mañana en el casino y había presenciado mis hazañas.

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En esta ocasión habló conmigo más atentamente que de costumbre. El francés se fue derecho al grano y me preguntó sin más. Si el dinero que había perdido era mío. Me pareció que sospechaba de Polina.

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En una palabra. Ahí había gato encerrado. Contesté al momento con una mentira. Diciendo que el dinero era mío.

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Mientras lo explica, mira a Polina, pero no puede leer nada en su rostro. Sin embargo, Polina le deja mentir en la mesa. Se produce una discusión sobre las formas de enriquecerse y vuelven a profundizar en la forma de ser de los rusos frente a los franceses o los alemanes. Alexei defiende que es mejor la forma de perder el dinero de los rusos que el método alemán, de acumular dinero por medio del trabajo honrado y que prefiere armar una juerga a la rusa o hacerse rico con la ruleta que llegar a ser rico al cabo de cinco generaciones.

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En verano de 1863, Dostoyevski tuvo una pasión torturante la que sintió por Apolinar Hiria, Polina Prokofiev, nahh, sus globa, su compañera de viaje. En tal ocasión fue una excursión de dos meses, jalonada por arrebatos de sensualidad, fases de hastío, humillaciones, reproches, rupturas y reconciliaciones. A decir verdad, resulta difícil deslindar lo que hubo de amor y odio en ambas pasiones. Dostoyevski habla indistintamente de la poesía, del juego y el infierno de la ruleta, y a juzgar por testimonio escrito de ambas partes, la pareja protagonizó alternativamente la poesía y el infierno del amor.

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La pasión amorosa y la pasión por el juego se dan en forma complementaria en Dostoyevski. Durante ese verano, cuando una flaquea, se robustece la otra.

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En cuanto se levantan de la mesa, Polina le pide a Alexei que vaya con ella de paseo. Recogen a los niños y se dirigen a la fuente del parque. No hay nada que pueda interesarle en mis circunstancias.

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Si quieres saberlo, es que tengo deudas. He pedido prestado y quisiera devolverlo. He tenido la idea extraña y temeraria de que aquí ganaría irremisiblemente al juego.

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No sé porque he tenido esta idea, pero he creído en ella porque no me quedaba otra alternativa. Aleksey le pregunta si la deuda es con el francés y ella se niega a contestarle y lo que hace es preguntar Aleksey, para qué quiere él ganar dinero? Aleksey le confiesa que sólo con el dinero será para ella otro hombre y le confiesa su amor. Le dice que dondequiera que está solo la ve a ella y lo demás le importa un comino.

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No sé por qué ni cómo la quiero. Quizá no tiene usted nada de guapa. Figúrese que ni tengo idea de si es usted hermosa de cara su corazón. Huelga decirlo, no tiene nada de hermoso, y acaso sea usted innoble de espíritu. Es por eso por lo que quiere usted comprarme con dinero. Preguntó. Por qué no cree en mi nobleza de espíritu? Aleksey lo niega categóricamente.

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Le dice que cuando está en su cuchitril le basta sólo recordar e imaginar el rumor de su vestido para morderse las manos, y le pide que no se enfade con él por pretender ser su esclavo. Al revés. Le pide que se aproveche de él. Bolina. Le mira con atención reconcentrada. Los ojos de Aleksey están inyectados de sangre en las comisuras de sus labios.

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Espuma Gª la saliva Bolina le pregunta que si le pidiera matar a una persona, si la mataría. Y aquello le parece Aleksey Muy extraño, pero contesta que sí. Polina suelta una carcajada y lo que le pide es una cosa extraña.

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Vea usted, baronesa gorda? Preguntó la baronesa Abir Emergerán llegó hace sólo tres días. Mire a su marido prusiano, seco y larguirucho, con un bastón en la mano. Recuerda cómo los miraba anteayer. Vaya usted al momento. Acérquese a la baronesa. Quítese el sombrero y dígale algo en francés. Para qué? Usted jura que está dispuesto a matar si se lo ordeno. En lugar de muertes y tragedias, quiero sólo pasar un buen rato a la valla.

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No hay pero que valga.

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Quiero ver cómo le apalea a usted el barón y Alexei. No lo duda. Entra en la avenida, se planta en medio y espera al barón y a la baronesa. Cuando están a cinco pasos, se quita el sombrero y se inclina. El barón contrae ligeramente las cejas. La baronesa va derecha hacia el y entonces Alexei le dice en francés que tiene el honor de ser su esclavo. Se inclina, se pone el sombrero y pasa junto al barón, sonriendo cortésmente.

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El barón le grita a un Gein en alemán, llamándole con asombro. Y Alexei se vuelve mientras algunos transeúntes les observan y le contesta con un bol arrastrando las sílabas, a lo que el barón vuelve a decirle algo en alemán y exclama a voz en grito Un bobo arrastrándola o todo lo que puede! El barón y la baronesa, atemorizados, giran sobre sus talones rápidamente y casi salen huyendo. Yo di la vuelta y a mi paso acostumbrado me dirigí a Polina Alessandro UPNA, pero aún no había cubierto 100 pasos de la distancia que me separaba de su banco.

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Cuando vi que se levantaba y se encaminaba con los niños al hotel, la alcancé en la escalinata. He llevado a cabo la payasada, dije cuando estuve a su lado.

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Bueno, es que ahora arrégleselas como pueda. Respondió sin mirarme y se dirigió a la escalera. Y la payasada tiene consecuencias inmediatas, porque el varón habla con el general y éste despide a Alexei. Alexei se ofende y dice que va a pedir satisfacción al varón. Y el general le dice que no puede hacer eso. A veces los rusos que están en el extranjero se muestran demasiado pusilánimes. Temen sobremanera el qué dirán. La manera como la gente los mira y se preguntan si es decoroso hacer esto o aquello.

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Viven como encorsetados, sobre todo cuando aspiran a distinguirse. Pero además, el general le dice que hay otras circunstancias particulares y es preciso conducirse de manera algo especial. Al día siguiente, Aleksey llama al hotelero y le pide que prepare su cuenta por separado. Todavía no ha ganado, pero siente, piensa y obra como un hombre rico. A pesar de lo temprano de la hora, me disponía a ir a ver a Mister Astley en el hotel de Inglaterra cercano al nuestro, cuando inopinadamente se presentó de Cluye.

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Esto no había sucedido nunca antes. Más aún, mis relaciones con este caballero habían sido últimamente harto raras y tirantes. Él no se rescataba para mostrarme su desdén. Mejor dicho, se esforzaba por mostrármelo. Y yo, por mi parte, tenía mis razones para no manifestarle aprecio en una palabra. Le detestaba. Su llegada me llenó de asombro. Me percaté en el acto de que sucedía algo especial. En realidad, el francés viene a pedirle a Aleksey que desista de pedir satisfacción al barón, porque eso sería un escándalo que mancharía al general y le cuenta que tal vez dentro de muy poco se celebre en el mismo hotel la boda de mazmorras, blogs y el general Aleksey se pregunta por qué él no sabe nada.

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Porque se lo ocultan a la gente de su propia casa y creo le explica que están esperando noticias de Moscú sobre la abuela. Alexei le dice que piensa seguir adelante y cuando está dispuesta a salir, el francés le entrega una nota de Polina. Polina le pide en esa nota que no siga adelante y le dice que hay circunstancias especiales que quizá le explique más adelante. Le pide que sea obediente y que si está enojado con ella, le perdone. Cuando lee la nota, Alexei se pone a temblar y luego se pregunta por qué no le ha dado la nota al principio, sino al final, como si fuera un último cartucho.

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Qué clase de ascendiente tenía este francés sobre Polina? Bastaba una palabra suya para que ella hiciera cuanto él necesitaba. Me escribía una nota y hasta me suplicaba. Sus relaciones, por supuesto, habían sido siempre un enigma para mí desde el principio mismo, desde que empecé a conocerlos. Sin embargo, en estos últimos días había notado en ella una evidente aversión por no decir desprecio hacia él. Y él, por su parte, apenas se fijaba en ella. La trataba con la grosería más descarada.

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Yo lo había notado. Polina misma me había hablado de aversión. Ahora se le escapaban revelaciones harto significativas, es decir, que él sencillamente la tenía en su poder, que ella, por algún motivo, era su cautiva.

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Alexéi se va a ver al inglés y se lo encuentra en la avenida de los Castaños, miserable. También ha ido a ver a Aleksey. Se ha enterado de todo lo que ha pasado. Van al café del casino. Nada más sentarse, Aleksey tiene el deseo de contarle que ama a Polina y se lo cuenta de arriba abajo. Mistar Ashley escucha inmóvil y luego le dice, refiriéndose a Polina y al francés, que a veces entramos en tratos con gentes que no son odiosas si ello nos obliga a la necesidad.

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Y de pronto Alexei cree percibir que mistar Asli ya sabe todo lo que le está contando y que es Polina quien se lo ha contado. Cuándo, dónde y cómo hubiera podido Mistery Asli ser elegido por Polina como confidente? Sin embargo, a veces en días recientes había perdido de vista a mister Ashley y Polina siempre había sido un enigma para mí. Un enigma tal que ahora, por ejemplo, habiéndome lanzado a contar a míster Ashley la historia de mi amor, vi de pronto con sorpresa mientras la contaba, que de mis relaciones con ella apenas podía decir nada preciso y positivo.

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Al contrario, todo era ilusorio o extraño, infundado, sin la menor semejanza con cosa alguna. Todos saben qué clase de mujeres matémosle blogs y todo depende de la herencia. Si se anuncia la herencia y el general se casa. Miss Polina quedará libre y al crío se le pagará su dinero. Pero Alexei cree que en cuanto Polina reciba una dote, se echará en brazos del francés. Tres años después de su viaje con Polina, sus lova y como eco de la honda huella que dejó en su espíritu, Dostoyevski dictaba en algo menos de un mes la novela El jugador, la taquígrafa Anna, Grigory, Edna es Nikki, una joven de 20 años.

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Fue, pues, la primera en oír de labios del propio escritor la historia, sin duda metamorfoseado, pero auténtica en lo sustancial de sus borrascosos amores con Paulina. Y ello no deja de tener interés, ya que breves meses después, Anna había de convertirse en la segunda esposa del novelista. La novela tiene no sólo una base autobiográfica confesional, sino también un propósito terapéutico. El hecho de que la novela fuera dictada contribuye asimismo a reforzar el carácter nervioso, entrecortado de una fábula en que lo vivo es por lo menos tan importante como lo pintado.

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De repente, alguien llama a gritos a Alexei Ivanovitch en ruso. Es una voz de mujer de lejos. Ven a una mujer sentada en un sillón que los lacayos acaban de subir por la escalinata. Tras ella están subiendo maletas. Lo que quiere decir que acaba de llegar en tren. Llegan corriendo al pórtico y cuando Alexei llega al descansillo se le caen los brazos de estupor y las piernas se le vuelven de piedra. En el descansillo superior de la ancha escalinata del hotel, transportada peldaños arriba, en un sillón, rodeada de criados, doncellas y el numeroso y servil personal del hotel.

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En presencia del obert Kerner, que había salido al encuentro de una destacada visitante que llegaba con tanta bulla y alharaca, acompañada de su propia servidumbre y de un sinfín de baúles y maletas. Sentada como reina en su trono, estaba la abuela. Sí, ella misma, formidable y rica, con sus setenta y cinco años a cuestas. Antoni da Vasiliev na se biche. Eva, terrateniente y aristócrata moscovita, laba bulímica, acerca de la cual se expedirán y recibían telegramas.

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Moribunda, pero no muerta, quien de repente aparecía en persona entre nosotros como llovida del cielo.

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La abuela es marrullería briosa, pagada de sí misma, vociferante, autoritaria y regañona. Aleksey se queda paralizado de asombro y piensa que es ella la que les enterrará a todos y a todo el hotel. El mayordomo de la abuela se llama JPG. La abuela le dice que ya la han enterrado, que han estado mandando un telegrama tras otro preguntando si ha muerto y que aquí está vivita y coleando. Pregunta Dónde están todos? Aleksei le presenta a Amistar Asli.

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Cargan a la abuela y se dirigen todos hacia la habitación del general. El aspecto imperioso e imponente de la abuela transportada en un sillón causa un gran efecto. Aleksey ni siquiera llama a la puerta, sino que sencillamente la abre de par en par y por ella meten a la abuela en triunfo. Todo el mundo está allí. El general Polina con los niños y la niñera del crío, Mademoiselle Vlogs, su madre, colocaron el sillón con la abuela en el centro del gabinete, a tres pasos del general.

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Dios mío! Nunca olvidaré la impresión que produjo cuando entramos. El general estaba contando algo y De Gaulle le corregía a la vista de la abuela. El general perdió el habla y se quedó en mitad de una frase con la boca abierta. Fijó en ella los ojos desencajados, como atizado por la mirada de un basilisco. La abuela también le observó en silencio, inmóvil. Pero con qué mirada triunfal, provocativa y burlona! Así estuvieron mirándose diez segundos largos ante el profundo silencio de todos los circunstantes de Grey.

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Quedó al principio estupefacto, pero en su rostro empezó pronto a dibujarse una inquietud inusitada. Mademoiselle Blanks, con las cejas enmarcadas y la boca abierta, observaba atolondrada a la abuela. El general balbucea algo, pero la abuela pregunta si pensaban que ella había estirado la pata y que les había dejado una fortuna. Y luego pregunta si ese es el francés de Creo. La saluda en francés y la abuela le dice que es un farsante y que no se fía de él.

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Luego señala Mademoiselle Vlogs preguntando quién es ella. Saluda a la abuela con elegancia y ceremonia y hace una leve reverencia. La abuela exclama que ha bajado los ojos, que es una amanerada y artificiosa y que ella se ve. Qué clase de pájaro es una actriz de esas? Antes de que se vaya, el general le pregunta cómo es que ha venido y ella ni le contesta. Y entonces la abuela ve a Polina y con ella es con la única que es cariñosa.

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Luego mira a su alrededor. Dice que vaya a habitaciones tienen y pregunta al general de dónde ha sacado el dinero porque lo tiene todo hipotecado. Le pregunta cuántos cuartos le debe al franchute. El general trata de salir airoso. Dice que no gasta más de lo que puede y la abuela le contesta que seguro que no se aleja de la ruleta. El general quedó tan desconcertado, estuvo a punto de ahogarse en el torrente de sus agitados sentimientos. C La ruleta yo con mi categoría, yo vuelva en su acuerdo, tía, quizás sigue usted indispuesta.

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Bueno. Mientes, mientes! De seguro que no pueden arrancarte de ella. Mientes con toda la boca. Pues yo hoy mismo voy a ver que es eso de la ruleta. Tú, Brascó, obviada. Cuéntame lo que hay que ver por aquí. Alexei Ivanovitch me lo enseñará. Y tú, tapiz apunta todos los sitios a donde hay que ir. Eso es lo que se visita aquí? Preguntó volviéndose a Polina. En ese momento entra la niñera con los niños y la abuela se niega a besarlos.

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Dice que no le gusta besar niños que están llenos de mocos e iniciando la salida le dice Amistar Asli que vaya a verla, que siempre le han gustado los ingleses. El general se queda aturdido, como si hubieran dado un garrotazo en la cabeza de crío cavilando alguna cosa. Vamos, el vlogs decide irse. La abuela hace instalar todas sus cosas y le pide a Alexei que la acompañe al casino sin descansar. La aparición de la abuela ante la mesa de ruleta produce gran impresión en el público.

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Lo que más cautiva a la abuela es la ruleta. Despejan un sitio en el centro mismo de la mesa, junto al crupier principal. Una muchedumbre de visitantes que no jugaban pero que estaban observando el juego a cierta distancia. En su mayoría, ingleses y sus familias se acercaron al punto a la mesa para mirar a la abuela desde detrás de los jugadores. Hacia ella, apuntaron los impertinentes de numerosas personas. Los crupier comenzaron a acariciar esperanzas. En efecto, una jugadora tan excéntrica parecía prometer algo inusitado.

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Una anciana 70. Una bandada de las piernas y deseosa de jugar. No era cosa de todos los días. Yo también me acerqué a la mesa y me coloqué junto a la abuela. Pueta y Marfá. Se quedaron a un lado bastante apartados entre la gente. El general Polina de Degüelle y Mademoiselle Blanche también se situaron a un lado entre los espectadores. La abuela comienza por observar a los jugadores. Ve cómo los jugadores pierden grandes cantidades en vez de retirarse cuando ganan algo de toda la fauna que se apiñan alrededor de la mesa.

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Y luego pregunta qué es el cero? Alexei le explica que es el número en el que si cae la bolita gana la banca, pero que si apuestas en él y sale, ganás treinta y cinco veces lo apostado. A la abuela le parece magnífico y le pide a Alexei que ponga dos federicos de oro en el cero y los pierde. Pone otro más que también pierde y sigue poniendo cada vez más nerviosa hasta que sale el cero. La bola estalla de alegría y decide poner doce federicos de oro de nuevo al cero.

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Aunque Alexei le dice que si acaba de salir no va a salir de nuevo. Pero la bola insiste y vuelve a salir y vuelve a ganar. Cero! Gritó el banquero.

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Ya ves! Exclamó la abuela con frenético júbilo, volviéndose a mí. Yo también era jugador. Lo sentí en ese mismo instante. Me temblaban los brazos y las piernas. Me martilleaba la cabeza. Se trataba. Ni que decir tiene de un caso infrecuente. En unas diez jugadas había salido el cero tres veces, pero en ello tampoco había nada asombroso.

[00:31:41]

A la abuela le liquidan 420 federicos de oro, esto es, 4000 florines y veinte federicos de oro. Le entregan los veinte federicos de oro y los 4000 florines en billetes de banco. Toda ella está concentrada en algo, absorta en algo. De repente le pide a Alexei que apueste 4000 florines, el máximo que se puede apostar al rojo. Gira la rueda y sale rojo. Gana 8000 florines y vuelve a poner 4000 al rojo y sale rojo. Ya tiene 12000 florines.

[00:32:12]

Entonces dice Basta y pide que la lleven a casa. Va radiante por el camino. Todos la felicitan. A la vuelta va repartiendo luises de oro a los viandantes como si fueran pobres. A todos les dice que les va a comprar cosas. El general está abochornado. Todo parece haber cambiado desde que ha llegado la abuela.

[00:32:33]

Yo presentía que se acercaba el fin de esta situación misteriosa y tirante. Una conmoción más si todo quedaría concluido y al descubierto. En cuanto a mí, implicado también en todo ello, apenas me preocupaba de lo que podía pasar. Era raro. Mi estado de ánimo en el bolsillo tenía en total veinte federicos de oro. Me hallaba en tierra extraña, lejos de la propia, sin trabajo y sin medios de subsistencia, sin esperanza, sin posibilidades. Y, sin embargo, no me sentía inquieto.

[00:33:02]

Si no hubiera sido por Polina, me hubiera entregado sin más al interés cómico en el próximo desenlace y me hubiera reído a mandíbula batiente. Pero Polina me inquietaba. Presintiera. Su suerte iba a decidirse. Confieso que no era su suerte lo que me traía de cabeza. Yo quería penetrar en sus secretos. Yo deseaba que viniera a mí y me dijera te quiero.

[00:33:24]

Pero según va pensando en Polina, Aleksey la vez saliendo de su habitación, le da una carta y le pide que se la entregue en mano. Amistar Asli y cierra la puerta. Alexéi se va a buscar al inglés. Le atormentan los celos. Pero antes de salir del hotel le dicen que el general le está buscando. En el gabinete del general está también destruido y vamos a hacer blogs. Están discutiendo acaloradamente. Al entrar a Aleksey parecen serenarse. El general le acusa de ser el guía de la abuela a la que llama loca y le pide que no participe en la ruina de la familia.

[00:33:57]

Alexei le dice que qué puede hacer y le piden que no acompañe a la abuela y que deje que se de crío el que la acompañe. En ese momento son interrumpidos por el camarero de servicio que viene a buscar a Aleksei porque la abuela le está esperando en la puerta del hotel para ir al casino.

[00:34:14]

La abuela estaba de humor, impaciente e irritable. Era evidente que la ruleta le había causado honda impresión. Estaba intentá para todo lo demás y en general muy distraída durante el camino. Por ejemplo, no hizo una sola pregunta como las que había hecho antes. Viendo un magnífico carruaje que pasó junto a nosotros como una exhalación. Apenas levantó la mano y preguntó Qué es eso? De quién? Pero sin atender por lo visto a mi respuesta. Su ensimismamiento se veía interrumpido de continuo por gestos y estremecimientos abruptos e impacientes.

[00:34:48]

Vuelven a la mesa de la ruleta y la abuela se lanza sin más sobre el cero y manda a Alexéi a apostar en él. Doce federicos de oro, pero el cero no sale. La abuela sigue poniendo cada vez más impaciente. Luego decide seguir apostando al cero y poner a la vez mil gulden al rojo.

[00:35:05]

Sale el rojo y la abuela pone diez veces más al cero.

[00:35:09]

Pero pierde cinco veces seguidas cuando decide pasar del cero. Pone 4000 gulden al rojo. Y entonces sale el cero en torno suyo.

[00:35:20]

Rompe la gente a reír y la abuela la emprende a golpes con Aleksey echándole la culpa al Ac6. Se da la vuelta para marcharse. Pero la abuela se lo impide.

[00:35:28]

Apuestan todo los que tienen 20 000 rublos en efectivo y lo pierden todo. Lo único que le queda a la abuela en la cartera son unos certificados rusos del 5 por ciento y algunas libranzas. La abuela pregunta si allí hay agencias de cambio y hacia allá se dirigen. El cambio que le hacen es terrible. Le quieren cobrar una fortuna, así que se van a buscar otra agencia de cambio y a la salida se encuentran con toda la pandilla del general de crío y Manuel Vlogs con su madre.

[00:35:58]

No está Polina ni tampoco Mistar Asli. Yo iba detrás de Reyes, se me acercó. Ha perdido todo lo que había ganado antes y encima 12000 gulden de su propio dinero. Ahora vamos a cambiar unos certificados del 5 por ciento.

[00:36:14]

Le dije rápidamente por lo bajo.

[00:36:17]

Dockley dio una patada en el suelo y corrió a informar al general. Nosotros continuamos nuestro camino con la abuela. Deténganla, deténganla! Me susurró el general con frenesí. A ver quién es el guapo que la detiene. Le contesté también con un susurro. Todos intentan detenerla con buenas palabras o intentan distraerla con otros planes, pero no lo consiguen. Llegan a la nueva agencia de cambio. La tarifa de cambio es atroz, pero la abuela accede. Obtiene 12000 florines en oro y billetes.

[00:36:48]

Está tan impaciente que es imposible refrenar a la hora de jugar. Gana y pierde cantidades enormes. En un momento dado, descreo. Se acerca a ella e intenta ayudarla con apuestas más lógicas. La bola al principio le hace caso, pero acaba echándole de su lado. Al cabo de una hora, la abuela lo pierde todo y se van a casa. Nada más llegar al hotel pide que lo preparen todo porque Moscú le pide a Alexei que vaya a cambiar más valores porque no le queda dinero ni para pagar el viaje.

[00:37:19]

Cuando volví al hotel, media hora después, encontré a toda la pandilla en la habitación de la abuela. La noticia de que ésta salía inmediatamente para Moscú pareció inquietarle aún más que la de las pérdidas de juego que había sufrido. Pongamos si su fortuna se salvaba con ese regreso. Pero qué iba a ser ahora del general?

[00:37:39]

Quién iba a pagar a alguien? Por supuesto. Mademoiselle Blanche no esperaría hasta que muriera la abuela y escurría el bulto con el príncipe o con otro cualquiera.

[00:37:48]

La abuela llamaba Polina y le propone que se vaya a vivir con ella a Moscú. Polina le dice que está muy agradecida, pero que hay motivos importantes que la hacen quedarse ahí. Entonces la abuela le desea buena suerte y le dice que ese franchute no procurará su bien. Polina enrojece y Alexei se sobresalta pensando que todos saben todo y él no sabe nada. La abuela se despide de Alexei y le da dinero diciéndole que si alguna vez necesita algo, vaya a verla a Moscú.

[00:38:17]

Alexei se va a su habitación y se tumba en la cama. Poco después llaman a la puerta. Es el mayordomo de la abuela. La abuela quiere verle. Alexei Ivanovich, ve tú delante, andando. Adónde, abuela? Que me muera si no gano lo perdido. Vamos en marcha y nada de preguntas. Allí se juega hasta medianoche. Me quedé estupefacto. Pensé un momento y enseguida tomé una decisión. Haga lo que le plazca. Ga Vasiliev na.

[00:38:46]

Pero yo no voy.

[00:38:48]

La abuela se va al casino con su mayordomo y acaba perdiéndolo todo. Está jugando todo el día y pierde cerca de 100 000 rublos. Todos sus billetes. Todas las obligaciones de la deuda interior al 5 porciento. Todas las acciones que lleva encima el general. Al cabo de media hora de ruegos y súplicas y hasta de hacer confesión general, es decir, de admitir sus deudas y hasta su pasión por Mademoiselle Blanche, adopta un tono amenazador y hasta grita a la abuela dando patadas en el suelo.

[00:39:20]

Te creo. Acaba por encogerse de hombros y escurrir el bulto. Por la noche abandona definitivamente el hotel. Después de haber tenido una conversación grave y secreta con Madeimoselle Blogs. Mademoiselle Blanche, por su parte, toma medidas definitivas a partir de esa misma mañana despide sin más al general y ni siquiera le permite que se presente ante ella. Se la ve por el casino del brazo del príncipe, pero se equivoca cruelmente en sus cálculos, porque el príncipe es más pobre que Job y contaba con pedirle dinero a ella.

[00:39:52]

Así que vamos, el vlogs decidirse a París. La abuela se marcha, pero antes de hacerlo tiene que pedir dinero prestado para emprender el viaje.

[00:40:01]

La xenofobia de Alexei Ivanovich, que es en gran medida la del propio Dostoyevski, se refleja en su caracterización de franceses, alemanes y polacos. Los franceses de Grillo, mamÃs, el Blanks, dirigen sus acciones por el cálculo, el cinismo y la rapacidad, rasgos disimulados apenas por la elegancia de modales y una cortesía fría y estudiada. Los alemanes son toscos, vulgares o de una laboriosidad mezquina y cruel. Los polacos son serviles, rastreros y ladrones. Pero de esta visión despectiva tampoco se escapan los rusos, a quienes, por codicia o vanidad, vemos despilfarrar en las ciudades de la ruleta.

[00:40:39]

Los caudales procedentes del sistema feudal de su país de origen. La única excepción parecen ser los ingleses, cuyo tacto y generosidad Alexei Ivanovich hace destacar en sus impresiones del excéntrico míster Astley.

[00:40:53]

Alexei sólo piensa en Polina ahora que parece haberse resuelto todo. Le escribo una nota pidiéndole que decida qué quiere de él. Y tras despedirse de la abuela y del general, se va a su habitación cuando entra sentada en la oscuridad.

[00:41:08]

Está Polina lanzó un grito. Qué pasa? Qué pasa? Me preguntó en tono raro. Estaba pálida y su aspecto era sombrío.

[00:41:20]

Cómo que qué pasa usted aquí en mi cuarto? Si vengo, vengo, tasa. Esa es mi costumbre. Pues lo verá usted pronto. Enciendo una bujía. Encendí la bujía, se levantó, se acercó a la mesa y me puso delante una carta abierta. Lea me ordenó. Es la letra de DeBrie. El francés le dice a Polina que se marcha. Que ya no puede hacer nada. Que ha decidido ejecutar la hipoteca de los préstamos que le ha hecho el general.

[00:41:51]

Que espera a que su comportamiento no haya encontrado nada indigno de un caballero y que ha decidido perdonarle 50 mil francos y le devuelve la parte de hipoteca sobre sus bienes. Correspondiente a esa suma. Así Polina tiene la posibilidad de recuperar lo que ha perdido. Reclamando sólo por vía judicial al general. Y se despide diciéndole que su recuerdo quedará para siempre grabado en su corazón. Polina le dice Alexei que el francés esperaba que ella procurara insistiera, pero que si hubiera llegado el telegrama sobre la herencia, le hubiera tirado a la cara el dinero que le debía.

[00:42:29]

Le dice que le es odioso desde hace mucho tiempo. Alexei se indigna con el francés. Le dice a Polina que si quiere le retará a duelo. Le encantaría tener esos 50000 para dárselos a bolina. Alexei se pregunta si debería pedírselos amistar asli. Pero qué? Es que tú mismo quieres que me aparte de ti para ver a ese inglés? Preguntó fijando sus ojos en los míos con mirada penetrante y sonriendo amargamente. Por primera vez en la vida me tuteaba.

[00:42:57]

Se diría que en ese momento tenía transtornada la cabeza por la emoción que sentía. De pronto se sentó en el sofá como si estuviera agotada. Fue como si un relámpago me hubiera alcanzado. No daba crédito a mis ojos ni a mis oídos. Pero qué? Estaba claro que me amaba. Había venido a mí y no a mister Ashley. Ella a ella sola. Una muchacha había venido a mi cuarto en un hotel, comprometiéndose con ello ante los ojos de todo el mundo.

[00:43:26]

Y yo de pie ante ella, no comprendía todavía. Y entonces una idea delirante se le cruza por la mente. Le pide a Polina que le dé sólo una hora y sale corriendo de la habitación. A veces la idea más delirante es la que parece más imposible. Se le clava a uno en la cabeza con tal fuerza que acaba por juzgarla realizable. Alexei entra en el casino con una firme esperanza y con una agitación como nunca ha sentido hasta entonces.

[00:43:53]

No hace cálculos. Ni siquiera hay en qué número ha caído la última suerte. Saca sus veinte federicos de oro y empieza a jugar. Y empieza a ganar y a ganar mucho dinero. Llega a tener 30000 florines en sus manos y hasta idente a cerrar la mesa porque la banca no responde de mayor cantidad en una sola sesión. Alexei se va a otra sala donde hay otra mesa de ruleta y allí empieza de nuevo a apostar sin orden ni concierto y sigue ganando.

[00:44:19]

La gente a su alrededor le murmura que se marche y él atiborra sus bolsillos de billetes arrojándolos al hacerlo y recoge el oro que queda en la mesa y se dirige luego apresuradamente a una mesa de cartas donde la banca responde de hasta cien mil táleros de una vez. Alexei no sabe nada de ese juego. Siente un deleite irresistible de atrapar billetes de banco. Ni siquiera se acuerda entonces de Polina. Empieza a multiplicar sus ganancias, arrebatado por una terrible apetencia de riesgo, hasta que gana cien mil florines.

[00:44:53]

Y cuando es consciente de esa cantidad, sale corriendo del casino. Subí corriendo a mi piso y abrí de golpe la puerta. Polina estaba allí, sentada en el sofá y cruzada de brazos ante una bujía encendida. Me miró con asombro y, por supuesto, mi aspecto debía de ser bastante extraño en ese momento. Me planté frente a ella y empecé a arrojar sobre la mesa todo mi montón de dinero. Recuerdo que me miró cara a cara, con terrible fijeza, pero sin moverse de su sitio para cambiar de postura.

[00:45:21]

He ganado 200000 francos! Exclamé, arrojando el último envoltorio. La ingente masa de billetes y paquetes de monedas de oro cubría toda la mesa.

[00:45:31]

Yo no podía apartar los ojos de ella, pero Polina no los acepta. Cree que Alexei está intentando comprarla. Le dice que no le quiere más que a descreído. Se pone histérica. Alexei se arrodilla a sus pies y de pronto entra como en un delirio en el que abraza a Alexei y se ríe. Y luego le propone que se vayan al día siguiente, que alcancen a la bola en Berlín. Y vuelve a reír. Y luego le recuerda la payasada que Alexei hizo por su culpa y se ríe a carcajadas y vuelve a besarle y abrazarle.

[00:46:02]

Vuelve a apretar su rostro con pasión y ternura contra el de Alexei, que no piensa en nada ni oye nada. La cabeza le da vueltas.

[00:46:12]

Creo que eran las siete de la mañana. Poco más o menos. Cuando desperté, el sol alumbraba la habitación. Polina estaba sentada junto a mí y miraba en torno suyo de modo extraño, como si estuviera saliendo de un letargo y ordenando sus recuerdos también. Ella acababa de despertar y miraba atentamente la mesa y el dinero. A mí me pesaba y dolía la cabeza. Quise coger a Polina de la mano, pero ella me rechazó y de un salto se levantó del sofá.

[00:46:40]

Polina le mira con una expresión de odio infinito, con los labios temblorosos de furia, y le pide sus cincuenta mil francos. Alexei no entiende nada, pero se los da y ella entonces se los tira a la cara, a la vez que sale corriendo de la habitación. Se claro que en ese momento no estaba en su juicio, aunque no comprendo esa perturbación temporal. Cierto es que aún hoy en día, un mes después, sigue enferma. Pero cuál fue la causa de ese estado suyo y sobretodo de esa salida?

[00:47:11]

El amor propio, lastimado, la desesperación por haber decidido venir a verme? Acaso di muestras de jactarme de mi buena fortuna, de que, al igual que de raíz, quería desembarazarme de ella regalándole cincuenta mil francos? Pero no fue así. Lo sé por mi propia conciencia. Pienso que su propia vanidad tuvo parte de la culpa. Su vanidad la incitó a no creerme, a injuriar. Aunque quizá sólo tuviera una idea vaga de ello.

[00:47:41]

Polina ha salido corriendo del hotel. Todo el mundo parece saber lo que ha pasado. Polina ha ido al hotel Dongle, otea al hotel del inglés. Alexey va allí y habla con Mistar Ashley. Le dice que Polina está enferma. No sabe cuál es la relación de Polina con el inglés, pero Alexei se va desde el momento en que la víspera empezó a amontonar fajos de billetes. Su amor pareció desplazarse a un segundo término. Cuándo va a llegar a su habitación?

[00:48:10]

La madre de Mademoiselle Vlogs le dice que su hija quiere hablar con él. Él entra en la habitación y se la encuentra en la cama, bajo la colcha de raso color de rosa, debajo de la cual surgen unos hombros maravillosos, morenos y robustos, de los que quizá sólo se ven en sueños medio cubiertos por un camisón de batista. Guarnecido de encajes blanquísimos que van muy bien con su cutis oscuro. Y allí le seduce. Le propone que se vaya con ella a París a gastarse el dinero juntos.

[00:48:42]

Y él, mientras le pone las medias, acepta que dice París.

[00:48:49]

Todo ello, por supuesto, fue una locura y una estupidez. En total permaneci en París algo más de tres semanas y en ese tiempo se volatiliza. Izaron por completo mis 100000 francos. Hablo sólo de cien mil. Los otros cien mil. Se los diamantes, el blanks, el dinero contante y sonante. Cincuenta mil en Frankfurt. Y al cabo de tres días en París, le entregué 50000 mil más en un pagaré, por el cual me sacó también dinero.

[00:49:15]

Al cabo de ocho días más del vlogs pone una casa a su costa y la muela se aprovecha al máximo del dinero de Aleksey para instalarse e introducirse en la sociedad parisina. Ocho días después de llegar aparece el general y un mes después Manuel Blogs se casa con el general y la boda también la paga Aleksey.

[00:49:38]

Y es que la abuela parece que está a punto de morirse. Y esta vez de verdad. Cuando se despiden Aleksey aún le quedan 500 francos y un reloj que puede que valga mil. Vuelve a rolete. Hamburg trabaja como ayuda de cámara de un consejero. Está cinco meses en la cárcel y vuelve a jugar a la ruleta. No es el dinero lo que le tienta. Es tal vez el afán de ser reconocido, que todos le rinden pleitesía, que hablen de él y de sus ganancias.

[00:50:08]

Y un día se encuentra con Mistar Asli mientras le empieza a hacerle preguntas y Aleksey le dice que no ha olvidado absolutamente nada, sino que ha excluido todo de su mente, incluso los recuerdos, hasta que mejore su situación de modo radical. El inglés le cuenta que Polina está en Suiza y que es la mejor de todas las criaturas más dignas de respeto, pero considera insultante oír su nombre en labios de Alexei. Y aún así le cuenta que sigue enferma, pero que está mucho mejor que el general.

[00:50:42]

Murió de apoplejía y Matsuo es el vlogs. Se quedó con todo lo que le dejó la abuela. Alexei se ríe y le cuenta al inglés lo que cree que sabe de Polina. Eso es una tontería repugnante. Por qué? Porque sepa usted dijo, ministrarle con voz trémula y un relámpago en los ojos.

[00:51:05]

Sepa usted, hombre innoble e indigno, hombre mezquino y desgraciado.

[00:51:11]

He venido a hombres por encargo de ella para verle a usted, para hablarle detenida y seriamente, y para dar a ella cuenta de todo, de los sentimientos de usted, de sus pensamientos, de sus esperanzas. Quizás sus recuerdos. De veras? De veras? Grité y se me saltaron las lágrimas. No pude contenerlas, al parecer por primera vez en mi vida. Sí, desgraciado. Ella le quería a usted. Y puedo revelárselo porque es usted ya un hombre perdido.

[00:51:44]

Más aún si le digo que aún ahora le quiere. Pero en fin, da lo mismo, porque usted se quedará aquí.

[00:51:53]

Mis traslape le dice que se ha destruido y se despide y antes de hacerlo le da diez luises de oro. Cuando Alexei intenta rechazarlos, ministrarle, le dice que si supiera que iba a volver a su país y que iba a dejar de jugar, le daría mil para que empezara de nuevo, pero que sabe que todo lo que le dé se lo jugará. Aleksey le abraza y se va. Regenerarse? Resucitar. Hay que demostrarles que Polina sepa que todavía puedo ser un hombre.

[00:52:30]

Basta sólo con ahora, claro, es tarde, pero mañana tengo un presentimiento y no puede ser de otro modo. Tengo ahora quince luises y empecé con quien sepulten si comenzara con cautela. Pero de veras, de veras que soy un chicuelo.

[00:52:48]

De veras que no me doy cuenta de que estoy perdido. Pero por qué no puedo volver a la vida?

[00:52:55]

Basta sólo con ser prudente y perseverante, aunque sólo sea una vez en la vida.

[00:53:01]

Eso es todo. Basta sólo con mantenerse firme una sola vez en la vida. Y en una hora puedo cambiar todo mi destino. Firmeza de carácter. Eso es lo importante.

[00:53:13]

Y recuerda que la última vez que lo perdió todo, al salir del casino, encontró un gulden en el chaleco y en vez de guardarlo para comer, se lo jugó y salió del casino con 170 blancos.

[00:53:26]

Eso es lo que a veces puede significar el último Jourdain. Y qué hubiera sido de mí si me hubiera acobardado entonces, si no me hubiera atrevido a tomar una decisión? Mañana. Mañana acabará todo.

[00:53:57]

Y así les hemos contado el jugador de Fiódor Dostoyevski. Hemos seguido la edición de Alianza con traducción directa del ruso y nota preliminar de Juan López Morillas, de la que hemos citado varios fragmentos durante todo el mes de marzo. Vamos a contarles novelas escritas por mujeres y vamos a empezar la semana que viene con insolación, de Emilia Pardo Bazán. Gracias por estar ahí. Y gracias por leer un libro Una hora en la cadena Ser, un programa escrito y dirigido por Antonio Martínez Asensio con la voz de Eugenio Barona y la participación de Olga Hernán Gómez.

[00:54:36]

Realización de Mariano Revilla. Edición y montaje de sonido de Pablo Arévalo.