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Estás escuchando curiosidades de la historia de historia National Geographic? Hoy hablaremos de la sexualidad en el Antiguo Egipto. Acostumbrados como estamos, al modo directo y franco con el que griegos y romanos se acercaban a la sexualidad, ya fuese en la literatura o en el arte, los egipcios nos pueden parecer más bien pacatos en estas cuestiones. Es cierto que sus representaciones gráficas y sus descripciones literarias son muy comedidas en cuanto al aspecto puramente físico del sexo, pero no lo es menos que la sexualidad, sobretodo como elemento generador de vida, está presente en muchas manifestaciones de la cultura egipcia.

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Las tumbas, pese a lo que pueda parecer, están repletas de guiños sobre esta cuestión. Para el visitante que sabe dónde mirar, una de las escenas más habituales de la decoración de los apogeo y gastabas egipcios consisten en dos imágenes del dueño de la tumba sobre una diminuta barca de papiro. En una de ellas aparece arpones poniendo unos peces, mientras en la otra lanza bastones arrojadizas contra una bandada de patos. Qué hace el vuelo?

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Los juegos de palabras a los que tan dados eran los egipcios nos permiten leer el significado oculto de estas acciones en apariencia anodinas. Fijémonos primero en los dos peces arponero. Dos. Se trata de la tilapia y la perca, ni gótica nada tendrían de especial si no fuera porque sus hábitat son muy diferentes. Se trata de representaciones simbólicas del alto y el bajo Egipto que el difunto deseaba llevar consigo al otro mundo. Pero aún hay más. La tilapia tiene una peculiar costumbre al sentir peligro, levanta la cola y se pone a nadar hacia atrás mientras sus alevines se van introduciendo en su boca.

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Alejada la amenaza, los alevines salen de la boca de su madre para continuar su desarrollo. Los egipcios equiparaba ese comportamiento con el de la diosa Nut, que cada atardecer se tragaba al dios rey para parirlo revitalizado al amanecer siguiente. Así, en las tumbas egipcias, la tilapia es un símbolo de la nueva vida que alcanzará al difunto el renacer en el otro mundo. El aspecto sexual de la escena queda subrayado por el hecho que el verbo arpones ar. Pues sé exactamente la misma estructura consonántico que el verbo fecundar.

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El secreto reside en el juego de palabras. Igual sucede con la otra escena que en apariencia no es sino una representación de caza en las marismas. Su significado cambia cuando sabemos que el verbo arrojar mantiene con el verbo engendrar. Igual paralelismo que en el caso anterior y que los patos son un símbolo erótico en el imaginario egipcio. En la decoración de muchas tumbas podemos ver cómo durante la celebración del banquete funerario las sirvientas rellenan las copas de los invitados o la esposa del difunto hace lo propio con la de su marido.

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El mensaje subliminal se encuentra no en la belleza de las mujeres representadas, que también, sino en el verbo verter de estructura idéntica a eyacular. Como vemos, las imágenes de las tumbas egipcias poseen dos niveles de lectura. El primero es puramente nominal. Las escenas significan lo que vemos. El segundo, en cambio, es subliminal y tiene que ver con el sexo, con la capacidad de engendrar nueva vida en el más allá. Nadie lo diría al penetrar en ellas.

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Pero todo en las escenas de las tumbas egipcias se relaciona con el sexo. Incluso las más inofensivas de las mascotas, como los monos verdes o los gatos. A primera vista, sentados bajo el asiento de su ama, parecen destinados a acompañarla en el más allá. Sin embargo, también están relacionados con el sexo. El mono es un elemento erótico, mientras que la presencia del gato indica la ausencia de menstruación en la mujer. Es decir, indica que la mujer está en período fértil y por lo tanto lista para recibir a su esposo y engendrar nueva vida.

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No obstante, si bien estos mensajes subliminales eran el modo de mostrar la sexualidad del arte oficial de la Corte, no fueron el único medio utilizado por los egipcios para referirse a estas cuestiones. Contamos con los traca lajas de pieza o fragmentos de cerámica que escribas y artesanos empleaban como soporte alternativo de escritura. El papiro era muy caro y para hacer también esbozos y apuntes. Gracias a estas piezas y a las pocas menciones que aparecen en los textos, sabemos, por ejemplo, que habitualmente el hombre se colocaba sobre la mujer para el coito.

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Muchos astracán muestran a parejas practicando el sexo aterro, es decir, con penetración posterior. En las imágenes es imposible saber si se trata de penetración anal, pero es muy posible que así fuera, pues con ellos se evitaban embarazos indeseados. Como los poemas amorosos nos hablan de tiernos encuentros físicos entre los enamorados. Sabemos que el sexo prematrimonial no estaba mal visto, pero era conveniente guardar las formas siendo la capacidad para engendrar tan importante para los egipcios. No resulta extraño saber que los hombres en baja forma disponían y recurrían a todo tipo de ayudas capaces de hacerles remontar el ánimo.

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Ello no le suponía ningún desdoro, pues hasta los dioses se mostraban alicaídos en ocasiones en el enfrentamiento de Horus y Seth. Y si se embadurna el pene de su hijo con ungüento dulce para conseguir una erección, los mortales debían conformarse con tomar algunos bebedizo especiales cuyas recetas conservamos y presentar falsos motivos a la diosa del amor y la belleza. Autor exvotos cuyo propósito era potenciar tanto la virilidad de los hombres como la fertilidad de las mujeres. En 1973 se publicó el papiro erótico de Turín, un rollo de papiro de dos coma cincuenta y nueve metros de longitud, fechado en época remecida y encontrado en la zona de Tebas de ir a Medina el tercio derecho del recto.

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Si su cara anterior está ocupada por una serie de escenas en las que diversos animales aparecen en actitudes humanas, conduciendo un carro, llevando un rebaño al mercado, etcétera. Los dos tercios de la izquierda están ocupados por una docena de escenas sexuales realmente explícitas. Meretrices transportando el cuerpo de un hombre exhausto tras mantener relaciones acoplamientos en posturas dignas de un equilibrista. Hombres de penes enormes y mujeres de gran belleza. Se supone que las imágenes narran las aventuras de un visitante a uno de los burdeles de Tebas.

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Pero desgraciadamente las escenas apenas conservan los textos que las describían y nada se sabe con seguridad. Se trata del único papiro conservado de lo que podía denominarse la producción licenciosa del antiguo Egipto. Sin embargo, nuestra principal fuente para intentar conocer el modo en que los egipcios se enfrentaban a la sexualidad son los poemas amorosos conservados. Gracias a ellos. Tenemos una idea más precisa, si bien pasada por un tamiz literario de los gustos sexuales de los egipcios. Nadie se asuste.

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Pero a los súbditos del faraón les agradó el mismo tipo de juegos sexuales que se practican hoy en día. Algunos poemas hablan de deseos de sumisión, otros de actitudes masoquistas. Más allá, la historia de Isis y Osiris describe un acoplamiento ozo o físico y el sumario de un juicio. Narra cómo un grupo de mujeres intentó comprar a los jueces que las iban a juzgar, organizando para ellos varias orgías. Y es que, según los textos, muchas veces era la mujer quien tomaba la iniciativa en Egipto.

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Ni siquiera la masturbación estaba mal vista. Cómo podía estarlo si el propio Dios Atum creó el mundo con su mano, haciendo nacer de su esperma a la primera pareja de dioses. Subo y Tefe Nut. Los discretos egipcios, en fin, tuvieron una vida sexual tan completa como la del mundo greco romano. Si te ha gustado este podcast, puedes suscribirte a nuestro canal, en el que iremos publicando nuevos contenidos cada semana. Además, recuerda que también puedes suscribirte a la revista Historia National Geographic en formato digital o en papel a través de la web historia ng punto com barra suscripción.